El Barça está en peligro y alguno no se entera

Reverter y Laporta, durante una de sus comparecencias

Reverter y Laporta, durante una de sus comparecencias / Valentí Enrich

Joan Vehils

Joan Vehils

Lo sucedido tras el final del partido en Múnich refleja a la perfección la realidad del barcelonismo. Mientras Lengled reía a carcajada limpia abrazado a Lewandowski, Gavi se marchaba del terreno de juego sollozando. Unos ríen y otros lloran. Pues eso también es lo que les pasó a algunos culés tras superar el disgusto de quedar eliminados. Unos señalaban a Bartomeu y otros a Laporta. 

Unos acusaban al pasado y otros se reían del presente. La eterna división del barcelonismo que siempre acaba perjudicando al club. De poco sirve ahora echarle la culpa a Bartomeu, pero menos aún a Laporta. El primero hace más de un año que ya no está y el segundo es quien debe tomar decisiones. ¿Qué es más prioritario descubrir el tanto por ciento de responsabilidad de cada uno o remar en una misma dirección?

La situación es tan alarmante, quizá la más grave en la historia moderna del club, que solo se saldrá de esta si hay un mínimo de unión y sentido común. En plena transformación económica mundial, con la aparición de los clubs estado y con elementos impensables hace cuatro días como la covid el Barça está en grave peligro. Sería absurdo pensar en la desaparición, pero hay un estado mucho peor que es el de la indiferencia. O sea, que el club se convierta en el nuevo Milan como ya apuntó en campaña el candidato Víctor Font.

Quedar fuera de los cuatro primeros sería mucho más perjudicial desde el punto de vista económico que emocional. Todos los contratos con patrocinadores están expuestos a cláusulas por jugar la Champions y difícilmente un crack mundial vendrá al Barça si no puede competir contra los grandes. 

En fin, que si alguno es de los que piensa que con cuatro derrotas más saltará Laporta es que no se entera de la situación actual. Y lo peor es que los hay. Miren. Con cuatro derrotas más el riesgo es que sea el club el que salte por los aires. El Barça no está muerto, pero corre el riesgo de quedar mal herido para siempre.

Tras el partido de Múnich, Joan Laporta pidió acertadamente la unión del barcelonismo. Sabe que solo no saldrá de esta. Eso sí, él tiene que dar el primer paso. Primero escuchando a los suyos, y posteriormente, tendiendo la mano a los de fuera. No hay otra. Ahora el club y el equipo están peor que en el 2008. Mucho peor. 

Ahora no le escucharán decir aquello de ¡Que no estamos tan mal! Es obvio que el Barça requiere de un estadio nuevo, pero lo que realmente necesita es un nuevo proyecto deportivo y eso, en los tiempos que corren, Laporta no puede construirlo solo. Por una vez, sería bueno aplicar aquello del ‘Tan se val d’on venim, tots units fem força’ del también anticuado himno del Barça.