El Barça necesita otro Wembley

El Barça, en el último entrenamiento previo a la final de Champions

El Barça, en el último entrenamiento previo a la final de Champions / Valentí Enrich

Albert Sáez

Albert Sáez

En la mitología azulgrana hay una geografía de éxitos y otra de sonoros fracasos. Basilea, Wembley, París, Roma, Wembley otra vez y Berlín forman la gloria del club. Sevilla o Atenas rememoran las peores pesadillas. Pronto, estas ciudades y estos títulos serán solo la mitad masculina de la historia sentimental del club. Budapest para lo malo y Göteborg, esperemos que para lo bueno, integrarán la otra mitad de la historia del club, la femenina. No hay que esperar al título de hoy para admirar el juego de este equipo, mucho más fuerte que el que perdió hace dos años frente al Olympique de Lyon. Quienes no quieran ver la fuerza del deporte femenino, quienes no entiendan que ya es momento de distinguir lo masculino con su nombre y que deje de adueñarse del genérico, no entenderán el mundo de hoy.

Directivos, socios, medios de comunicación, entorno tienen que aprender a querer, sufrir, valorar y llorar por igual con las chicas que con los chicos. No se trata de ser políticamente correctos ni de buscar un patrocinio de más. Se trata de hacer justicia, de acabar con una discriminación tan absurda como cualquier otra, de vivir en el siglo XXI y no en el XIX. Esta directiva no ha mostrado mucha sensibilidad por el tema, pero este diario tiene claro que quiere vivir en el futuro y no el pasado. Seremos vigilantes con la insensibilidad de la junta y seremos también vigilantes con nuestra propia insensibilidad. Así que necesitamos otro Wembley. Sin más.