El Barça mostró su peor imagen

Zenit - Barça

Zenit - Barça

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

UN PARTIDO INACEPTABLE

Una debacle sin paliativos. El Barça salió derrotado antes de empezar el duelo. Es imposible de entender que, ante un partido tan importante, los jugadores blaugranas no tuvieran la mentalidad, ni la agresividad, necesaria. Fue un paseo para el Zenit que tuvo más ambición, carácter y ansias de victoria. No tuvo rival. Xavi Pascual volvió a sorprender a Jasikevicius con diferentes defensas, entre ellas una mixta, que provocaron un colapso monumental en el ataque del Barça. Nadie vio canasta, los porcentajes fuero horribles, pero tampoco en defensa los de Saras estuvieron agresivos. El rebote lo dominó de manera abusiva el Zenit ante un Barça que, pese a fallar mucho, no iba a buscar el rechace ofensivo. Fue un pequeño recital del equipo ruso, que en ataque lo bordó con un sinfín de mates o canastas fáciles. El intento del Barça de hacer 2x1 en medio campo resultó nefasta par sus intereses. Además, no hubo ningún tipo de reacción por parte de la plantilla blaugrana. Tampoco de un Jasikevicius que se pasó muchos minutos sin gritar ni gesticular. El maquillaje del marcador en los últimos instantes se debió, fundamentalmente, a la relajación del Zenit. Una imagen inaceptable. Con 61 puntos no se puede aspirar a nada.

HOMBRES Y NO NOMBRES

No se trata tampoco de exagerar ni, mucho menos, de ser injustos. Pero en lo que llevamos de serie, los jugadores del Zenit, menos conocidos que los blaugranas, están siendo muy superiores a base de esfuerzo y trabajo colectivo. También están asumiendo mejor la presión y las situaciones difíciles que se presentan. El rendimiento de Pangos es insultante, el trabajo y acierto de Hollins, Baron y Rivers son inmejorables, y el dúo Black-Poythress está “on fire”. Por el contrario, en el Barça las dudas se multiplican. El equipo no acaba de encontrar su sitio en la pista. En especial en ataque. Sin ritmo ni ideas, y con jugadores fundamentales como Mirotic en fuera de juego. La ausencia de un ataque fluido, con criterio, merma las opciones colectivas, y todo se reduce a un básquet lento y previsible, que finaliza con acciones individuales. Una de las claves radicará en comprobar si el vestuario sabe sobreponerse a este escenario. Si los líderes aparecen, si la muñeca no se encoje, si el equipo es capaz de salir desde el minuto uno a tope, si todo el banquillo suma, si….No será fácil, pero está en sus manos.