El Barça más competitivo

Leo Messi sangró por la nariz y sufrió un fuerte golpe en el párpado tras el choque con Smalling durante el partido de ida de cuartos de final de Liga de Campeones entre el FC Barcelona y el Manchester United.

Leo Messi sangró por la nariz y sufrió un fuerte golpe en el párpado tras el choque con Smalling durante el partido de ida de cuartos de final de Liga de Campeones entre el FC Barcelona y el Manchester United. / Oli SCARFF - AFP

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Lección aprendida, la de Roma, me refiero. El Barça sale de Old Trafford con un pie y medio en semifinales, que al fin y al cabo es de lo que se trataba. Ganó sin sufrir, que también es de lo que se trataba. Pero es cierto que no se vio un Barça en la línea que se le espera, un Barça dominador, controlador del juego, superior en todas las facetas, creador de oportunidades de gol.

Es cierto, pero a estas alturas lo que pide la competición son resultados. De ahí la referencia a Roma, la palabra, más que la ciudad, maldita del barcelonismo. Que el Barça es superior a la mayoría de equipos, también a la Roma del 2018, está claro, pero para que esa superioridad se traduzca en resultado hay que ser también competitivo. Esa era la asignatura pendiente y esa es la asignatura que, por lo menos ayer, el Barça de Valverde aprobó con nota. 

CON EL MONO DE TRABAJO. Como era de prever, fue un partido de rompe y rasga. El United, consciente de su inferioridad técnica, lo planteó todo a la máxima intensidad. Sufrió por ahí Busquets, al que los rivales apretaron para provocar el fallo que descolocara tácticamente al equipo azulgrana.

Pero Piqué Lenglet estuvieron imperiales y Semedo se marcó un partidazo defensivo para sacarse el sombrero. De esta forma, la velocidad de Rashford quedó desactivada y la potencia de Lukaku apenas entró en juego. Rakitic también tuvo que batir el cobre en defensa más que apoyando en ataque. En general, todo el equipo se puso el mono de trabajo y ahí estuvo la clave del partido, hasta el punto de que no dio opciones al Manchester, que empujó con Pogba y la fuerza de sus centrocampistas, pero solo a base de arreones y no encontró espacios, porque los jugadores barcelonistas no se los dejaron, para chutar a puerta.

El tanto de Suárez, con la ayuda involuntaria de Shaw, bastó para una victoria que fue fruto más de la competitividad que de la brillantez. Pero es una gran noticia. Para ganar la Champions, hay que ser competitivo, intenso y tenaz. Lo que le faltó al Barça los últimos años, lo que demostró ayer que ya tiene.