Barça-Madrid y el odio acumulado

El clásico va siempre más allá del terreno de juego

El clásico va siempre más allá del terreno de juego / AFP

Alex Corretja

Alex Corretja

Un Barça-Madrid de fútbol siempre es una bomba de partido. La expectación que genera sobrepasa con creces los límites del deporte y se mezclan muchas cosas más allá del balón. Seguramente sea un problema sociológico que viene de muchísimos años atrás, pero no por eso voy a dejar de reconocer mi desagrado al respecto. 

Personalmente me encantaría que se viviera de una forma menos odiosa, que se jugara sin la trascendencia que se le da a nivel de orgullo ciudadano, que parece que nos vaya la vida según el resultado (o por lo menos a una inmensa mayoría). 

La rivalidad de un clásico es la única forma que tienen muchas personas de intentar demostrar al eterno rival quién es mejor, no solo en fútbol, sino en infinidad de aspectos cotidianos. Pareciera que los aficionados que ganan la liga, la Champions u otra competición son mejores personas que los otros, como si fueran ellos los que meten los goles al equipo contrario. Se aprovecha para recordar que los catalanes somos de una forma, los madrileños de otra, y la verdad, me entristece mucho ver la cantidad de porquería que se vierte sobre un partido que debería ser simplemente para jugarlo hasta la muerte deportiva y nada más, pero que en el fondo sirve para que muchos aireen las asperezas que existen entre la capital y la ciudad condal.

Me apasiona que los seguidores defiendan sus colores y se queden hundidos todo el fin de semana si su equipo sale derrotado, pero hay algo que no se debería haber perdido nunca, y es el respeto por el ser humano, la educación, la generosidad y el agradecimiento por la oportunidad que tenemos cada minuto de nuestras vidas por ser mejores personas, que no sé si estamos a tiempo, pero yo quiero pensar que sí. 

Poder ir al Camp Nou con una camiseta blanca y que no parezca una provocación extrema para los culés, o ir al Santiago Bernabéu con una bufanda azulgrana y no sentir que vas acojonado por lo que te pueda pasar, o viceversa. 

Que la gente valore la dificultad que conlleva ser un profesional de un deporte tan mediático y expuesto a nivel mundial, como el fútbol, sin la necesidad de insultar a unos hombres que lo único que intentan es seguir cumpliendo el sueño de sus vidas de marcar un gol decisivo a su máximo rival. 

Que Raúl pueda meter un gol en el estadi y no tenga que hacer callar al público porque es la única forma que tiene de devolverle sus constantes desprecios; o que Ronaldinho marque un gol en la Casa Blanca y que el pobre señor del bigote no salga en todas las imágenes de los clásicos para el resto de nuestros días, como si fuera una auténtica ‘rara avis’ en peligro de extinción. 

Esta maldita pandemia nos está machacando diariamente y no hay duda de que todos saldremos muy tocados, pero os confesaré una cosa, por una vez me alegro de que no podamos ir los aficionados al campo, así, a lo mejor, apreciamos la fortuna de ir a ver un Barça-Madrid sin la necesidad de que nos odiemos los unos a los otros.

Giro y Vuelta, al mismo tiempo

Perico Delgado, Indurain o Contador han sido mis ídolos en el ciclismo y fueron ellos quienes consiguieron engancharme a este deporte que considero uno de los más duros que existen. Ahora nos encontramos en que se están disputando el Giro y la Vuelta al mismo tiempo y es una locura para el aficionado, pero sin duda mejor así que no la cancelación de una de las pruebas. No habrá sido fácil la elección para los ciclistas, pero al menos pueden seguir con su trabajo de la mejor forma posible.

Carlos Alcaraz, un futuro muy prometedor

Solo tiene 17 años y el tenista murciano está llamando la atención en el circuito mundial. Este año ha ganado tres challengers y ya es el 136 de la ATP, por lo que se le augura un futuro brillante. No lancemos las campanas al vuelo, dejémosle trabajar y progresar al ritmo adecuado, pero está en una muy buena línea y de seguir en ella seguro que llegará lejos.

Está tutelado por Juan Carlos Ferrero, que es toda una garantía, y sabrá guiarle por el buen camino. El tenis español siempre había tenido a jóvenes jugadores que han acabado triunfando, me alegro mucho que nos ilusionemos con Carlos, una gran noticia para nuestro deporte.