Al Barça le falla de nuevo el carácter
LA PESADILLA HUERTAS-SHERMADINI
Una muy pobre imagen del Barça. El Tenerife, después de salir vapuleado del Palau, tenía muy claro que, si quería ganar, había de jugar un partido muy físico y agresivo. Y así fue. Los blaugranas fueron capaces de aguantar durante los primeros veinte minutos el acoso de los canarios. Con poco acierto por las dos partes, pero con un elevado número de contactos en defensa ante la permisividad arbitral. Ya antes del descaso el dúo Shermadini-Huertas empezó a hacer de las suyas. Pero fue tras el descanso cuando se desmelenaron y destrozaron la defensa del Barça. Sus constantes 2x2, atacando a Gasol, no tuvieron respuesta defensiva, y las generalidades del base del Tenerife destrozaron tanto a Calathes como a Bolmaro. Enorme el partido de ambos jugadores del Tenerife. Pero también el colectivo de Vidorreta tuvo más energía, carácter y ambición que el Barça. Algo parecido a lo sucedido en Badalona no hace tanto. Preocupante. El Barça acabó anotando 68 puntos, 63 contra la Penya, en un duelo muy trascendente. No acabo de explicarme cómo es posible que los blaugranas no acaben de aprender de sus propios errores. Ahora, a volver a jugar a la ruleta rusa.
NI ESTADÍSTICAS, NI INDIVIDUALIDADES
Unos números horribles. Es evidente que el juego colectivo del Barça, ante la asfixiante defensa rival, fue inoperante. Ni circulación de balón, ni agresividad en el 1 x1 y, mucho menos, efectividad en el tiro. Si los de Saras tan sólo reparten 13 asistencias, es que algo no funciona. Y si el Tenerife controla 43 rebotes, por 31 de los blaugranas, es para echarse a temblar. Por tanto, por este lado poca cosa a hacer. Pero tampoco aparecieron las piezas determinantes que podían haber solventado el choque con sus acciones individuales. Mirotic volvió a pasar desapercibido con unas estadísticas de tiro inexplicables. Pero tampoco Calathes, Abrines, Higgins, Davies o Kuric lideraron una esperada reacción del Barça. Jugó Westermann, pero tanto Oriola como Hanga volvieron a no contar para el técnico. De más a menos, con pérdida de gas e ideas conforme pasaban los minutos, los hombres de Jasikevicius se diluyeron en Tenerife y, al final, más que creer en la victoria ya pensaban en el partido decisivo del Palau. Esperemos que, otra vez, el Barça sepa rehacerse con celeridad. No puedo pensar en nada más que en la victoria. Por calidad, y por ganas.
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