El Barça Lassa no aprende la lección

Tomic ante Jackson durante el duelo de Pogdorica

Tomic ante Jackson durante el duelo de Pogdorica / FCB

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

AVISOS

Un partido para olvidar. El Barça fue un equipo inoperante ante un rival inferior. En ningún momento los blaugrana se sintieron cómodos en la pista. Nunca. Una virtud, sin duda, que supo trabajar a conciencia el Buducnost. Control del ritmo con ataques largos, casi al límite, juego muy abierto para dificultar la defensa del Barça, y paciencia para dar el toque definitivo al final del encuentro.

Además, los de Pesic estaban avisados. El Buducnost, que empezó la Euroliga perdiendo los seis primeros partidos, ya dio la sorpresa ganando en casa al Baskonia y el CSKA. Por tanto, no debería ser una sorpresa para nadie que en su feudo las cosas serían complicadas. Esta derrota no entraba en el guión. Encadenar dos tropiezos seguidos siempre puede mermar la moral de los jugadores. No olvidemos además que en la próxima jornada los blaugrana vestirán la pista del Madrid. Una inflexión en la trayectoria del Barça que hay que recomponer cuanto antes.

FALTA DE LIDERAZGO

Por desgracia, nadie ejerció de líder. Pero tampoco el juego colectivo supo desencallar un partido tosco y aburrido. El Barça no llegó a anotar 65 puntos. Una situación insólita que fue una losa de principio a fin. Ya he comentado en diversas ocasiones que si lo bases no están finos, el equipo pierde mucho fuelle. Ante el Buducnost no fue una excepción. No obstante, no podemos centrar todos los males en esta posición. Pese a recibir pocas canastas, la defensa no ahogó al rival.

Tampoco el tiro de tres fue un recurso cuando la situación lo hubiera requerido. Ningún jugador estuvo a su nivel habitual. Nadie arrastró al equipo en los momentos complicados. Y, por supuesto, la pista y el ambiente no ayudaron a conseguir un básquet brillante y fluido. Fue un día para jugadores con tablas y recursos. Pero no aparecieron. Ahora solo cabe recomponerse y mirar hacia delante. Los baches siempre llegan y hay que saber manejarlos.