El Barça juega como vive: Al límite

Xavi Hernández, durante el partido del Barça en Mendizorroza

Xavi Hernández, durante el partido del Barça en Mendizorroza / Valentí Enrich

Gerard López

Gerard López

De forma independiente al resultado, recalcar la importancia del triunfo en Vitoria para mantener la sensación de seguir vivos en la Liga por los puestos que dan acceso a la Liga de Campeones. La victoria sirve para diferenciar entre esta competición y las dos que se han dejado escapar en la última semana.

Los resultados de los rivales directos ayudaron (Rayo, Real Sociedad, Sevilla y Madrid) a racalcar esta idea y reforzar la moral de un equipo que dentro de dos semanas, cuando reciba al Atlético, solo se acordará de que viene de ganar y no de jugar un mal partido contra el Alavés.

El parón que afronta ahora el Barça de Xavi Hernández irá bien para asimilar conceptos y focalizar las fuerzas para la batalla por el cuarto puesto. Este es el objetivo real tras dar por asumido que no habrá títulos esta temporada pues la Liga es imposible y la Europa League se presenta complicada.

El Barça ya ha superado una primera fase con Xavi. Ahora ya lleva unas cuantas semanas como entrenador con unos resultados parecidos a los de Koeman. Es preciso que se empiece a ver que el trabajo efectuado desde su llegada se traduzca en resultados. Todo el mundo precisa de un refuerzo a su esfuerzo diario y los jugadores del Barça no son ajenos a esta recompensa.

Pese a todo, es justo reconocer que el partido no fue brillante. Ni mucho menos. Con extremos abiertos, Xavi no varió su estilo pero el balón careció de una buena circulación, no llegó a las bandas para provocar un uno contra unos, los pasillos interiores no estaban bien ocupados...

El Alavés no le permitió al Barça ni una oportunidad sin jugar a un nivel especial. En la segunda, el juego del Barcelona fue más vertical y existió la sensación que los jugadores sí ocuparon el espacio. Y así llegó el gol de De Jong, tras un robo de Busquets, un pase de Alba, una asistencia de Ferran y el remate final de Frenkie.

El partido fue una metáfora de cómo vive este equipo: Al límite, con mucho sufrimiento. Y es algo que le iría bien cambiar porque las decepciones están a la vuelta de la esquina.

Todo debería ser algo más metódico, clarificar la salida de pelota, que los interiores participen más tanto en la posesión como en la llegada al área y que los jugadores diferenciales que son los extremos puedan desbordar. Es el estilo que pregona Xavi pero que no es fácil llevar a la práctica por la falta de efectivos que sufre desde su llegada. Esperemos que el parón sea reparador y permita que las ideas del equipo se clarifiquen.