Un Barça inmenso que huele a campeón

Raphinha celebró por todo lo alto su gol en el Villamarín

Raphinha celebró por todo lo alto su gol en el Villamarín / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça ha culminado una primera vuelta casi perfecta. Un total de 16 victorias en 19 partidos, con solo una derrota (en el clásico del Bernabéu) y dos empates (ante el Rayo y el Espanyol, ambos curiosamente en el Camp Nou). Ha sumado 50 puntos y va camino, si mantiene este ritmo, de igualar el récord de 100 que lograron el Madrid de Mourinho de la temporada 2011-2012 y el Barça del malogrado Tito Vilanova de la campaña 2012-13. Las estadísticas, pues, no pueden ser más positivas para un equipo que aspira a ser campeón. Otra cosa son las sensaciones y el nivel de juego.

Este Barça ha ido de menos a más pero todavía tiene mucho que mejorar. Ha demostrado una extraordinaria solvencia defensiva (solo ha encajado 7 goles), gracias especialmente al gigantesco estado de forma de Ter Stegen. Ha evidenciado una gran capacidad competitiva al ganar partidos jugando bien, regular o incluso mal. Pero sigue sufriendo a la hora de ‘cerrar’ algunos encuentros. En líneas generales, sin duda, hay que ser moderadamente optimistas. Sobre todo si analizamos de dónde venimos.

Se ha superado la profunda crisis futbolística recuperando el modelo y apostando por un estilo reconocible, con sus diferentes variantes tácticas. Xavi ha conseguido transformar una plantilla perdedora en un equipo ganador y ha recuperado la ilusión de los socios y aficionados. Sin embargo, nada de todo esto servirá si en la segunda vuelta no se culmina el trabajo conquistando el título. La Liga, tras el fracaso en la Champions, es el gran objetivo de la temporada. Y no se puede fallar.

Este miércoles, ante el Betis, el Barça ofreció su mejor versión. El equipo blaugrana jugó un partidazo, nuevamente con cuatro centrocampistas, y con Pedri y Gavi como brújulas ofensivas omnipresentes. La exhibición futbolística blaugrana mereció consumarse con una amplia victoria, pero tuvo que ‘conformarse’ con un 1-2 gracias a los tantos de Raphinha (después de la magistral asistencia de un inmenso Balde) y Lewandowski, que volvía a la Liga tras tres partidos de sanción y no faltó a su cita con el gol.

Un marcador muy corto (Koundé echó una mano al Betis marcando en propia puerta) para semejante despliegue de talento. Y es que el Barça controló absolutamente un encuentro que fue vibrante y que puso de relieve, una vez más, el ansía de triunfo que tienen los jugadores culés. Este Barça imparable va camino de ser campeón.