El Barça inicia su nueva y difícil historia sin Messi

Koeman, durante una sesión de entrenamiento

Koeman, durante una sesión de entrenamiento / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Habrá un antes y un después de Messi en la historia del Barça. Es lógico. No en vano estamos hablando del mejor jugador del mundo. Un futbolista único que ha batido todos los récords posibles e imposibles vistiendo la camiseta blaugrana. Durante dos décadas. La sorprendente y traumática salida del crack argentino (todavía no suficientemente bien explicada ni por unos ni por otros) obliga a construir un nuevo proyecto en el peor momento posible. Son tiempos convulsos en el Camp Nou, con una dramática crisis financiera que ha paralizado el club hasta depender de la rebaja salarial de Piqué para poder inscribir a los nuevos fichajes. Laporta tiene que gestionar la miseria heredada (aunque Bartomeu se rebele contra los que le señalan como único culpable del desastre) y Koeman está obligado a fabricar un equipo campeón con refuerzos ‘low cost’ y canteranos. Un panorama desalentador para iniciar una Liga que, de momento, solo trae una buen noticia: el regreso del público a los estadios un año y medio después. Esta tarde, más de 20.000 espectadores podrán asistir al debut del Barça ante la Real Sociedad, en lo que representa el primer paso hacia la nueva normalidad. 

La pandemia se ha cobrado muchas víctimas. Demasiadas. El virus ha impregnado de tragedia todos los rincones de nuestras vidas. Y el fútbol no ha podido seguir en su burbuja. La economía de los grandes clubs se ha visto perjudicada hasta el colapso. El Barça, probablemente, ha sido de los más afectados. Tanto que no ha podido retener a Messi y sobrevive a duras penas renegociando fichas y buscando salidas casi imposibles a jugadores demasiado caros y poco rentables. Con este desalentador panorama se antoja una quimera pensar en títulos. Pero el Barça está obligado a luchar siempre por ganar. No hay temporadas de transición en el Camp Nou. A pesar de que todo, absolutamente todo, esté en contra de la ilusión de los culés. Laporta y Koeman se enfrentan a un reto titánico. Lo hacen con la profunda convicción de que podrán sobrevivir a la catástrofe. Les deseo suerte. Mucha suerte. La van a necesitar.