El Barça, imbatible para la mayoría de equipos

Messi celebrando uno de los goles frente al Betis

Messi celebrando uno de los goles frente al Betis / AFP

César L. Menotti

César L. Menotti

En la historia del fútbol casi siempre, cuando un equipo se preocupa más por no dejar jugar al otro que por jugar mejor lo paga caro. Por eso a la mayoría de los equipos, incluso al Betis les cuesta aún más superar a equipos grandes como el equipo culé. Incluso le sucedió al Real Madrid esta temporada frente al Barcelona: en el clásico se dedicó a bloquear el juego del equipo de Valverde y controlar a Messi y lo pagó con la derrota.

El Betis en la primera parte lo intentó con audacia y arrancó incluso manejando el partido. Pero apareció la jerarquía de Piqué y la de Busquets y cuando el Betis empezó a intentar no dejar jugar al Barcelona, el equipo blaugrana le marcó el primer gol el Betis. Ellos no estaban preparados para ir perdiendo uno a cero en ese momento.  Y no supo cómo resolverlo cuando el Barcelona con sus jugadores excepcionales empezó a golearlo. 

La diferencia entre el Barcelona y la mayoría de los equipos es que su cultura de juego está basada en jugar mejor que el adversario. No le preocupa que el otro equipo no juegue, y si el rival juega bien, el equipo culé quiere jugar muy bien o excelente. Y cuando no juega bien, la solvencia de sus referentes lo llevan a ganar el partido en un minuto con una acción de Messi. Así las precauciones del Betis de control se derribaron con el primer gol y tuvieron que salir a buscar el empate y es cuando un equipo se descontrola y le hacen cuatro goles. 

No hay forma de que este Barcelona no juegue. Si uno revisa la historia aún sin grandes futbolistas los equipos que destacaron fueron siempre los que intentaron jugar mejor que el rival, desde el control de la pelota, la tenencia, la audacia, y que no cambiaron los jugadores de acuerdo al resultado o el contrincante de turno. 

El Barça tiene una seguridad sostenida en cuatro jugadores que mantienen el sello de la idea de juego, aun cuando el equipo no está bien. 

Piqué, Alba, Busquets y Messi son los estandartes del estilo. A veces un rival puede hacerlo sentir incómodo, el Betis en el primer tiempo, pero se hace muy difícil para un rival sostener durante todo el partido la intención de impedir que juegue el equipo blaugrana. El Betis puso jugadores persiguiendo a Messi y el crack hace cosas imposibles. Esta historia de las persecuciones nadie las ha sufrido más que Maradona y Pelé,  con marcas  severas y fueron cracks de todas formas. Con Messi sucede lo mismo. 

Llegado a este punto con un Barcelona como firme candidato a ganar la Liga, y con opciones en las demás competiciones a partir del buen funcionamiento del equipo y sus individualidades. 

Vuelvo a hacer hincapié en la buena salud que goza el estilo Barça. Entonces ya no preocupa si Neymar se fue, porque en el equipo el estilo se sostiene con referentes como Piqué y Busquets. Piqué tiene millones de tareas claras de como debe jugar su equipo: obligan al resto a estar atentos y jugar. Quitan la pelota y te la dan a dos metros al pie, y tienen una facilidad para salir jugando de atrás que es una idea que es imposible que se desdibuje mientras ellos formen parte del equipo.

Los equipos que quieran ganarle al Barcelona deberán jugar mejor que el Barca o apostar a la suerte. Pero todo aquel equipo que se va a proteger intentando no dejarlo jugar, va a terminar goleado. Para superar al Barça,  hay que recuperar la pelota más arriba, hacerlo sentir vulnerable. Pero veo que la mayoría de los equipos lo atacan hasta con miedo. Los rivales deben tener claro que ante la perdida rápida, la estrategia de no dejarlo jugar produce un desgaste  que el Barcelona aprovecha muy bien, porque nunca se desespera ni con un resultado adverso.

Pongo el ejemplo del Liverpool frente al City. Fue el único equipo que le salió a jugar de igual a igual y terminó ganando 4-3. Y le ganó porque jugó mejor. La mayoría de los equipos terminan frente al City o al Barcelona, acorralados atrás y esperando. Como conclusión no hay ningún equipo que pueda impedir que el Barcelona juegue porque sus jugadores siempre quieren jugar mejor que su adversario.