El Barça gana, pero sufre en exceso

El Barça logró ganar en Vitoria

El Barça logró ganar en Vitoria / EFE

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

Descontrol final

El Barça estuvo a punto de perder un partido que tenía totalmente controlado debido a una desconexión inexplicable en el último cuarto. Se rehizo en los instantes finales, pero durante 10’ desapareció de la pista. Algo que invita a la reflexión en vista a futuros duelos.

En general, salvo los fatídicos minutos ya comentados, los blaugranas llevaron siempre el peso del encuentro con una defensa de libro. El Baskonia se vio atenazado por un rival que no le dejó jugar cómodo, e impidió que practicara un básquet rápido y alegre. Se perdieron por ambos bandos muchos balones, 41, y ello provocó una cierta sensación de descontrol y anarquía.

En todo caso, el Barça fue creciendo conforme avanzaba el encuentro y en el tercer cuarto, de la mano de Mirotic, dio un estirón que pareció definitivo. No fue así más por errores propios que por los aciertos de los baskonistas. Al final, los de Ivanovic sufrieron el vértigo a ganar y les tembló el pulso. Una victoria importante, sumar fuera siempre lo es, que debe servir para seguir adquiriendo confianza y aprender de los errores.

El impacto de Jasikevicius

Ya sabemos que con Saras cualquier opción es factible. Ante el Baskonia no fue una excepción. Es habitual que comience los partidos sin un base puro, pero su capacidad para revolucionar el ritmo es inagotable. Pudimos ver minutos de dominio bajo los aros de Fall, mientras Davies y Oriola lo miraban desde el banquillo.

También observamos la ambición defensiva del equipo cuando hace los 2x1 cerca de medio campo, algo que le permite recuperar muchas posesiones. No fue la noche ni de Calathes ni aún menos de Heurtel, y Saras se atrevió a prescindir de ellos en momentos decisivos del duelo.

Algo parecido sucedió también en el tramo final cuando envió a descansar a un Davies excesivamente revolucionado. El técnico blaugrana va moviendo sus piezas, puede que a veces en exceso, pero hasta el momento los resultados y el nivel de juego le acompañan. El equipo muestra un gran espíritu competitivo y sabe que quién comete errores los acaba pagando. Es la ley de la máxima exigencia, y la única manera de estar entre los mejores.