El Barça del futuro es el Barça híbrido

Xavi Hernández, en rueda de prensa

Xavi Hernández, en rueda de prensa / SPORT.es

Javier Giraldo

Javier Giraldo

El Barça cerró la primera vuelta con dos estadísticas curiosas: es el equipo que más goles de cabeza ha metido (siete) y en Mallorca cometió 24 faltas, una cifra a la que no llegaba desde 2008.

¿Estamos ante un cambio de paradigma? ¿Se ha evaporado el juego de posición? ¿Dónde está el ADN Barça? No, no hay que ser alarmistas: Xavi sigue trabajando en su modelo (posesión del balón y ocupación de los espacios, juego abierto y combinación), pero sin obviar otros aspectos del juego que el Barça debe explotar para ser un equipo competitivo.

Sería absurdo ser tan purista como para pensar que el Barça debe ser solo ‘tiki-taka’ y nada más. Ni tiene los jugadores que tenía en 2009 ni el fútbol de hoy lo permitiría. Un contragolpe, un gol de córner o un balón largo al espacio también forman parte del fútbol, y haría bien el Barça en saber moverse también en esas suertes.

Lo mejor de cada estilo

Xavi confesó ayer que sigue trabajando para que sus jugadores se empapen de su ideario: se trata de buscar el espacio, el compañero mejor desmarcado, crear superioridades.

Puro ‘cruyffismo’, aplaudido por la mayoría de seguidores del Barça, pero sin olvidar que el fútbol actual también exige mucho físico, mucho recorrido, mucha potencia y mucho cuerpo a cuerpo. Jugadores como Nico o Gavi -convertidos ya en titulares indiscutibles- demuestran por dónde van los tiros. 

El Barça no debe renunciar a su estilo ni a su identidad. Pero tampoco debe anclarse en un pasado glorioso: la nostalgia no lleva a ningún sitio. Lo más coherente es convertirse en un Barça híbrido, capaz de brillar en el juego de posición, pero también de moverse con solvencia en ese otro fútbol (sí, más feo y a veces más desagradable) donde lo que prima es ser competitivo. El futuro inmediato pasa por ser un equipo con un catálogo de recursos más amplio.