El Barça se fue de vacaciones a Francia

El equipo galo pudo con un Barça sin chispa

El equipo galo pudo con un Barça sin chispa / AFP

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

Un Villeurbanne dominador

Una historia conocida. Es frecuente que cuando el líder se enfrenta al colista la lógica del resultado se trastoca. El Barça no se tomó en serio el encuentro. Tampoco es para rasgarse las vestiduras. Seguro que Jasikevicius no está de acuerdo con esta afirmación, sólo faltaría, pero hay que reconocer que no es fácil, en un calendario tan apretado, estar siempre mentalizado al 100%.

Por otra parte, cabe decir que el Asvel jugó un gran partido. Destacaría la seriedad con la que los franceses afrontaron el duelo pese a ser claramente inferiores a su rival. De hecho, en muchas ocasiones pareció como si hubieran intercambiado los papeles. La anarquía y la improvisación no fueron compañeros de viaje de los hombres de Parker, como ocurre en muchas ocasiones, mientras que por parte blaugrana se apreció una cierta desidia y desconexión.

El partido fue muy físico. Los jugadores franceses, como es habitual, se mostraron agresivos, duros e intimidadores. Fueron más incisivos en defensa, dieron un sinfín de asistencias, y muchas veces pareció que en pista jugaban con más de cinco hombres. Un enorme derroche de ganas y concentración.

Una mancha en el currículum

Lo dejaremos como un pequeño accidente en el buen trayecto que lleva el Barça. Y es que ante el Asvel no se salvó nadie de la plantilla blaugrana. Absolutamente nadie. De hecho, el partido ya no tuvo historia en el último cuarto. Hasta Saras dejó de gritar y gesticular en el tramo final del encuentro. Viendo como seguían multiplicándose piezas como Lighty, Cole o Freeman poco se podía esperar de unos jugadores blaugranas que sólo tenían ganas de alcanzar el vestuario.

Fue interesante comprobar cómo el técnico galo casi siempre jugó con un cinco puro en pista. Minutos compartidos entre Fall y Bako, que siempre se impusieron, por fuerza e intimidación, al juego interior del Barça. Entre muchas otras cosas no funcionó el perímetro. Estuvieron desconocidos Heurtel, Abrines, Hanga, Kuric o Higgins. Sin duda, la defensa estuvo muy encima de ellos. Pero la ausencia de ideas fruto de la escasez de motivación también ayudó, y mucho, a que el juego del Barça fuera anodino, previsible y poco agresivo. Los de Saras sólo lanzaron ocho triples y repartieron unas paupérrimas 14 asistencias. Por tanto, no es extraño que anotaran 68 puntos. Imposible ganar. Ni que hubieran jugado toda la noche. Un duelo para olvidar.