El Barça estudiará negarse a jugar partidos oficiales

Bartomeu, preocupado por la salud de los jugadores

Bartomeu, preocupado por la salud de los jugadores / sport

Joan Vehils

Joan Vehils

"La salud está por encima de todo y no nos arriesgaremos a que ninguno de nuestros futbolistas pueda enfermar por un jugar un partido de fútbol". Son palabras de uno de los gestores del Barça y el principal argumento que discutirá la Junta Directiva para negarse a disputar partidos oficiales si los estamentos del fútbol español y europeo deciden volver a la competición de manera precipitada.

La cuestión ya no es disputar encuentros a puerta cerrada, sino evitar contagios y riesgos innecesarios entre los jugadores del primer equipo. Los responsables del FC Barcelona ven con buenos ojos la vuelta controlada a los entrenamientos pero una cosa es entrenar y otra bien distinta competir.

En la Ciudad Deportiva del Barça se pueden mantener todas las medidas sanitarias necesarias para evitar posibles contagios pero nadie puede garantizar el riesgo cero en los los viajes, aviones, autocares, vestuarios, duchas y contactos con  personas ajenas al club. A todo eso, el hecho de que algunos clubs se nieguen a realizar los test del coronavirus a sus jugadores podría propiciar que en el propio terreno de juego existieran posibilidades de contagio.

La decisión no está tomada pero coincide con la de algunos otros club españoles y europeos que podrían sumarse a esta iniciativa que el Barça podría trasladar a LaLiga y la UEFA en las próximas semanas. 

La medida en estudio afectaría aún más a la economía del pero sería mucho peor reanudar la competición y tener que suspenderla de nuevo por el contagio de algún  futbolista, entrenador, doctor, masajista o alguna otra de las personas necesarias para poder celebrar un partido. 

El gol de Basté a Rousaud

Aquí, en Barcelona, en Catalunya, cuando a uno lo llama Jordi Basté se pone al teléfono. Da igual que sea para comentar un tema personal, una entrevista o para entrar en una tertulia. Porque Basté es el periodista líder de la radio catalana y, para algunos, entrar en directo con él supone una inyección de autoestima superior a que te den un semáforo verde en un periódico de referencia.

Y, si llega el caso, y a uno lo ponen en antena, Basté habla con el invitado como si le conociera de toda la vida. Y claro, el entrevistado, si es inexperto en estos lances, se va creciendo y habla con Jordi como si fuera su amigo, su hermano o su padre y entonces... ¡Pam! Sin darse cuenta, Basté ya le ha metido un gol por toda  la escuadra que al día siguiente es portada en todos los diarios deportivos y no deportivos.

Pues eso es exactamente lo que le pasó a Emili Rousaud el día después de que Bartomeu le empujara a abandonar la directiva. Se creció, se paseó por todos los medios y acabó con Basté... Pues nada, quince días después, el damnificado reconoce que se equivocó y afirma que se le fue la mano cuando le reconoció a Basté  que alguien había metido la mano en la caja... Pues miren, al menos reconoce su error.

Eso sí, el subidón de aquellos días le ha hecho un daño difícilmente reparable. Tanto es así, que él mismo Rousaud reconoce que su imagen de marca está ahora muy baja. Tan baja que no podrá presentarse como candidato y que ahora tendrá que centrar sus esfuerzos para intentar que no afecte a Factor Energía, la empresa que él preside. De momento, en los próximos días recibirá una querrella criminal. El abogado del Barça, Romà Gómez Pontí, tenía previsto hacerlo el pasado viernes o, a mucho tardar, el próximo lunes. Algo, lo de la demanda, que también se ha ganado él solito. 

Price se retrasa

Dos meses después y Pricewaterhouse sigue pidiendo tiempo. Argumentaron que les faltaban las entrevistas del propietario de i3Ventures y del ejecutivo Jaume Masferrer pero siguen sin entregarla. Digo yo que por qué no empezaron con ellos dos, que son los principales protagonistas de esta historia...

En fin, que sea por el coronavirus, por las filtraciones o por ineficiencia pero el caso es que todavía no hay fumata blanca. A todo eso, el socio culé espera impacientemente mientras el sospechoso retraso solo provoca que la imagen de marca de Price también quede tocada.