El Barça no puede esperar más

El Barça celebra elecciones en enero

El Barça celebra elecciones en enero / FCB

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

El Barça atraviesa uno de los momentos más complicados de su historia y está obligado a actuar de forma inmediata para no comprometer su futuro. La situación económica es tan delicada que cualquier error podría provocar consecuencias fatales y, sin embargo, quienes gobiernan hoy el club lo gestionan con enormes limitaciones.

Maniatada por los Estatuts, la Gestora que preside Carles Tusquets no está capacitada para tomar decisiones que no pueden esperar: la reforma del Camp Nou, el Espai Barça o el nuevo Palau Blaugrana son proyectos urgentes que deben ponerse en marcha cuanto antes. El retraso en la modernización de las infraestructuras obliga a actuar de forma urgente, pero la parálisis es total. La única manera que tiene el club de ponerse de nuevo en marcha es eligiendo un nuevo presidente el próximo 24 de enero.

Tusquets estiró hasta el máximo la fecha de las elecciones y la amenaza de que no pudieran celebrarse a causa de la pandemia ha sido muy real y dependía de la entidad. Es la Generalitat, que ayer levantó el pulgar para dar su visto bueno, quien debía decidir si se ponían las urnas o no, pero, de la misma manera que se hace imprescindible no frenar la economía para evitar el colapso del país, también es necesario valorar los efectos negativos que habría supuesto para el club seguir sin gobierno.

Aplazar las elecciones era condenar al Barça a seguir viviendo en el limbo institucional, sin una junta directiva que tome las medidas necesarias para sacar a la entidad del bache en el que está metido. La situación es tan crítica que cada día cuenta. Catalunya no podía condenar a una de las instituciones más importantes del país al bloqueo. El Barça necesita ayuda.