El Barça (y el resto de clubs) no debe tenerle miedo a la FIFA

Leo Messi se perderá dos partidos

Leo Messi se perderá dos partidos

Toni Frieros

Toni Frieros

Ayer desayunamos con una noticia potente a nivel mediático. La FIFA, apoyando a esa hija pequeña suya que es la UEFA, emitió un comunicado en el que amenazaba con tomar severas medidas contra todos aquellos clubes europeos que un futuro estén pensando participar en la llamada Superliga, competición continental que tarde o temprano será una realidad. Y extendió esa advertencia a los jugadores que la disputaran. En resumen, lo que viene a decir es que aquellos futbolistas que jugaran la Superliga europea, después no podrían disputar un Mundial o una Eurocopa con sus respectivas selecciones ya que ambas son competencia de FIFA y UEFA. Un ejemplo.

Imaginemos que Barça, PSG y Juventus son algunos de esos clubs que disputan la Superliga europea. Tomando al pie de la letra la amenaza de la FIFA, Leo Messi no podría jugar el Mundial con Argentina, ni Neymar con Brasil ni Cristiano Ronaldo con Portugal. Sinceramente, ¿hay alguien que pueda pensar que eso vaya a ser posible? ¡No se lo cree ni la propia FIFA! Su posición de dominio le ha llevado a cometer un pecado de soberbia. ¿Se imaginan a la FIFA a la hora de ir a buscar patrocinadores o de vender los derechos audiovisuales sabiendo sus compradores que los mejores futbolistas del mundo no estarán en el Mundial? No les darían ni para pipas. Y ese multimillonario negocio, por lo tanto, se caería como un castillo de naipes.

El comunicado de la FIFA, por extensión es intimidatorio y toda una declaración de guerra. Además, es tremendamente injusto con quienes mantienen en pie y hacen posible este business : los futbolistas. Habrá que recordarle a FIFA y UEFA que durante prácticamente toda su existencia han estado chupándole la sangre a los clubs y haciendo un lucrativo negocio a su costa... completamente gratis. ¿Por qué digo esto? Mundial, Copa América, Eurocopa, etcétera, se juegan gracias a los futbolistas que aportan los clubs. Son ellos los que se rascan el bolsillo para ficharlos, quienes asumen sus millonarios sueldos y quienes se tragan los sapos si caen lesionados. Hartos de dar y no recibir, a través de la ECA, consiguieron hace unos años que, ¡por fin!, FIFA y UEFA paguen algo de dinero por los jugadores que aportan a los torneos internacionales, así como una indemnización si caen lesionados.

Aun y así, esos organismos siguen disparando con pólvora ajena. La Superliga europea es una amenaza para la posición de dominio de FIFA y UEFA. Esta última no quiere perder el control de la Champions League, la joya de la corona, pero los grandes clubs europeos tienen todo el derecho a ser los dueños del negocio que ellos mismos generan. No solo ofrecerían una competición más atractiva e igualada, también disfrutarían de una holgada solvencia económica. Ya desde la primera época de Laporta en la presidencia del Barça ese proyecto de Liga Europea estuvo encima de la mesa. Sandro Rosell defendía su bonanza y Bartomeu quería hacerlo realidad. El FC Barcelona, así como el resto de grandes clubs europeos, no deben temer a UEFA ni FIFA. Ellos son los que más tienen que perder.