Barça y Arthur: breve historia de un fracaso colectivo

Arthur ha decidido no jugar más en el Barça

Arthur ha decidido no jugar más en el Barça / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

El pasado 1 de marzo, en el minuto 34 del clásico en el Bernabeu, el destino le sirvió a Arthur su última oportunidad como jugador blaugrana: se plantó solo ante Courtois tras una gran maniobra, pero no pudo definir un gol que probablemente habría cambiado el destino de esta Liga y el suyo propio. Lo que ha venido después (parón del coronavirus, título del Real Madrid y traspaso de Arthur a la Juve) es de sobra conocido y ya no puede cambiarse. 

<strong>La historia de Arthur en el Barça</strong> es la de uno de estas tantas decepciones de un futbolista que lo tenía todo para triunfar pero que no ha tenido ni la fortaleza, ni la suerte, ni mucho menos las complicidades necesarias para sobreponerse a las dificultades. Su fracaso, efectivamene, es arquetípico, pero su historia es singular como pocas. Porque cuando Robert Fernández se trajo a Arthur en el 2018, pocos se acuerdan ahora que el jugador brasileño parecía la reencarnación de Xavi (con su vuelta mágica incluida) y muchos pensamos (y escribimos con pasión) que el Barça había obrado el milagro de ser capaz de importar ADN por primera vez en su historia. 

A pesar de que ahora muchos son Manolete a toro pasado, lo cierto es que Arthur empezó deslumbrando, pero sus problemas físicos y más de un flirteo con la noche brasileña, le impedieron mantenerse en el once titular. Hasta que llegó Setién, y en uno de sus bruscos cambios de opinión, pasó de ser un fervoroso creyente de la religión arthurista a marginarlo abiertamente. La crisis del coronavirus y las necesidades económicas del club configuraron la tormenta perfecta para un extraño intercambio con Pjanic. Porque Arthur es sin duda el principal responsable de su propio fracaso, pero no es el único: con su salida, el Barça tira por la borda una de sus grandes apuestas de futuro, que además se había convertido en uno de estos buenos fichajes que tantas veces se le reclaman al club. 

Su intercambio con Pjanic recuerda demasiado al truque Cillesen-Neto como para no sospechar que se trata de otro funambulsimo contable para cuadrar cuentas, y además pone en entredicho el discurso de la necesaria renovación: por mucho que se apele al compromiso de uno frente a la pasividad del otro, Pjanic sigue teniendo 30 años y Arthur, 23. Casi siete años que contradicen muchos discursos.  

Sin duda, Arthur debería haber sido más constante y hubiera tenido que entender que en un club de la exigencia del Barça bostezar en público en medio de un partido es lo más parecido a hacerse un ‘hara-kiri’. Pero el trabajo de Setién era intentar potenciar un futbolista singular que él mismo había reivindicado, y la obligación del club era defender con uñas y dientes un activo muy preciado que había encontrado en el mercado tras mucho esfuerzo y adelantándose a todos sus competidores. En la marcha de Arthur, pierde todo el mundo. Fracaso sí, pero colectivo. 

MÉS QUE UN CLUB, reconocimiento a García Pimienta

La junta directiva del Barça reconoció ayer con justicia <strong>el buen trabajo de García Pimienta en el Barça B</strong>. El entrenador del filial ha demostrado que lo trascendente no es subir de categoría sino crear un ecosistema para que los canteranos puedan llegar al primer equipo. Busquets y Pedro subieron desde Tercera División. La función última del filial no es ascender sino ser la correa de transmisión del talento joven hacia la primera plantilla.

MENYS QUE UN CLUB, LaLiga se topa con la realidad

Cuando parecía que Javier Tebas había logrado la proeza de sortear el coronavirus, se ha topado de bruces con la cruda realidad de la Segunda División, hoy en serio peligro tras <strong>el escándalo del Fuenlabrada</strong> y<strong> el positivo conocido ayer del Zaragoza.</strong> La historia sirve para ilustrar la virtud y el defecto de Tebas: capaz de retomar y finalizar la Primera contra viento y marea, pero pecando de ‘sobrado’ con los positivos en Segunda, en una crisis que puede terminar devorándole.

Destacados: 

Arthur es el máximo responsable de su fracaso, pero también Setién y el propio club, que han tirado por la borda un gran activo

El intercambio ‘contable’ con Pjanic pone en entredicho el discurso sobre la renovación de la plantilla.