Un Barça a lo Tyson

Luis Suárez abrió la lata con un golazo de chilena

Luis Suárez abrió la lata con un golazo de chilena / Valentí Enrich

Rubén Uría

Rubén Uría

La pegada. No es nuevo y parece tendencia. El Barça tiene más pegada que juego. Ante el Inter, sufrió media hora y acabó ganando. Ante el Sevilla, pasó veinte minutos en la silla del dentista y acabó enterrando a su rival con una avalancha de goles. Lo dice la ley no escrita del fútbol: si perdonas, pagas.  Y con Ter Stegen de por medio, si perdonas ante Messi y compañía, lo suyo es que acabes pagando toda la noche, de ronda en ronda, hasta llegar a la barra libre. Así fue Suárez, de tijera, Vidal a quemarropa, Dembélé, tras arabesco, y Messi, liquidaron al Sevilla. Convertido en la versión devastadora de Mike Tyson, el Barça se impuso por KO. Pura dinamita y como diría el maestro Jaiem Ugarte, mandó al Sevilla a “la habitación del sueño”.

Pajarito. “Más vale pájaro en mano que ciento volando”. Eso piensa Zidane, que a falta de un Pogba, ajusta con un Fede Valverde. El “pajarito” uruguayo es box to box, mira hacia adelante y cumple. No es exquisito, ni elegante, pero tiene algo que este Madrid necesita como el comer: un hambre desmedida. Con Valverde en la sala de máquinas, el estreno goleador de Hazard y el último tanto de James cuando el Real sufría, el Madrid se fue líder al parón. Por lo visto, ya llueve menos en la T-4.   

Sequía. Saúl apeló a la autocrítica en Pucela: advirtió que el Atleti se empeña en potenciar su mal endémico, regalando primeros tiempos, siendo víctima después de las prisas, que son para los malos toreros. Visto el primer tiempo, el Atleti ganó dos puntos y visto el segundo, perdió dos. Atrás, la tropa de Simeone sigue siendo fiable. Delante, está seco. Es factible pelear la Liga si no encajas goles, pero es imposible ganarla si no los marcas. Y el equipo colchonero hace jornadas que está peleado con el gol y que produce bastante menos de lo que debería. Lo de Pucela no fue un aviso apocalíptico para el Atleti, pero sí un toque de atención. Sin gol no hay paraíso.