Un balón para Riqui

Riqui Puig

Riqui Puig / sport

Xavi Torres

Xavi Torres

En el deporte de élite el físico es muy importante pero hay dos elementos que todavía lo son más: el talento y la mentalidad. Su calidad individual fue la que le llevó a la selección catalana alevín a pesar de que jugaba en el Jabac de Terrassa y medía la mitad que sus compañeros y rivales. Por esta misma razón tardó en fichar por el FC Barcelona donde en cada final de temporada fue candidato a salir del club. ¡Si las paredes hablaran!

2018 fue un año importante en su carrera. A pesar de cerrar una temporada discreta como juvenil sin éxitos domésticos, Puig destacó en el equipo que ganó la Champions de la categoría y que sirvió a la terrible política deportiva de Pep Segura para tapar el descenso del filial a 2ª División B, con una plantilla con ocho futbolistas mayores de 22 años y uno, incluso, de 26. De repente, Riqui se convirtió en el emblema del ADN Barça tantas veces humillado por los mismos que todavía hoy se llenan la boca con la vacía frase de que ‘la Masia no se toca’.

Riqui siempre tuvo que luchar contra casi todo para hacerse un sitio entre gigantes. El paraguas del sistema, además, lo protegió para exhibir sus diferencias hasta cumplir su sueño de jugar en el Camp Nou. Su aparición, incluso, se disfrazó de aire fresco en plena degradación deportiva de la entidad. Sin proyecto de club por el que luchar, Ronald Koeman trata de sobrevivir en un día a día muy complicado, negociando con Messi desde el liderazgo que le otorga su gol en Wembley, retando a la historia con el 4-2-3-1 y aceptando <strong>no contar con Suárez </strong>ni con ningún delantero centro que le haga más cómoda su contracultural puesta en escena. Y en este escenario fuera del método en que los veteranos ofrecen seguridad y los jóvenes, riesgo, Riqui Puig chirría.

En el doble medio centro no cabe porque esas figuras en el nuevo dibujo priorizan la recuperación a la distribución, y en la media punta central debe competir con Messi y Griezmann. El caos se va a llevar por delante, también, al futbolista de Matadepera. La noticia llega tarde y es dolorosa por la comparación de oportunidades con otros muchos futbolistas fichados a base de talonario.

Sin embargo la realidad es la que es. Por tanto, una vez más, a <strong>Riqui</strong> le toca sacar a pasear su talento y su mentalidad donde el destino le lleve  quedarse sin jugar no debería ser una opción- y esperar que, tras las elecciones, llegue una nueva etapa de lucidez capaz de desarrollar un plan de futuro fiel a la reciente historia de éxito del Barça. 

¿Ilusión?

Primeras palabras en TV3 de Josep Maria Bartomeu tras el ‘caso Messi’ y las 20.687 firmas presentadas por los socios para provocar su salida antes de hora. Sobre el argentino no hay nada que decir en público porque el asunto se afrontará en la intimidad –si el presidente no puede hablar con su capitán, ¿cómo se va a resolver el conflicto?- y contra el voto de censura, nada de dimisiones y sí una gran lupa para encontrar firmas falsas.

El presidente del Barcelona pidió olvidarse del pasado y mirar hacia al futuro hablando de la ilusión que genera esta nueva temporada, con cuatro títulos por luchar -Liga, Copa, Liga de Campeones y Supercopa española-. Todo ello en la previa del peor Gamper de la historia, ante el Elche. Con todos los respetos, si el fundador levantara la cabeza… 

La credibilidad del presidente está bajo mínimos y hasta su guardia pretoriana se ve incapaz, esta vez, de resolverle la papeleta. ¿Ilusión? ¿Dónde ha detectado ilusión entre el barcelonismo? Bartomeu y futuro son conceptos que no casan ni con la mejor de las colas de impacto porque el presidente del Barcelona ha degradado el club en lo deportivo, lo económico y lo ético hasta la movilización masiva de los asociados barcelonistas en tiempos de pandemia y sin partido de fútbol en el Camp Nou. Paciencia, dirán algunos. Hay fecha de caducidad... 

Luis Suárez

Llegó con dudas hace seis temporadas tras morder a Chiellini y su rendimiento ha sido tan bueno que se va con trece títulos -una Champions, incluida-, una Bota de Oro y casi 200 goles como tercer máximo artillero en la historia del Barcelona. Gloria y honor para él. 

Vidal, Semedo y Wagué 

Punto final a la etapa de tres que jamás han sido titulares indiscutibles. Todos fueron producto de los distintos criterios de las desorganizadas secretarías técnicas de los últimos tiempos. Ejemplos que deberían servir para algo en el futuro...