De Bale, Mourinho y los 'Enchu Fatis'

Gareth Bale, motivo de discordia

Gareth Bale, motivo de discordia / AFP

Carme Barceló

Carme Barceló

Me quito el sombrero ante los creativos de las campañas del Leganés, próximo rival del Barça este sábado. Reconozco que, sola en el AVE, se me escapó la risa cuando vi el cartel previo al partido. Los esperan ‘Enchu Fatis’, con camiseta alusiva. Genial. Sobre todo viendo lo motivados que están otros en la misma competición. Llámese Bale, por poner un ejemplo. 

En el Real Madrid les crecen los enanos. Mientras el galés se regodeaba del madridismo riendo y saltando con la bandera ‘Gales. Golf. Madrid.’ -que ha sentado a cuerno quemado- el esperado Mourinho por una parte importante de la afición blanca, ha decidido quedarse en la Premier. Ni diez horas pasaron entre el despido de Pochettino y el fichaje de The Special One, el hombre que debía poner mano dura en el vestuario merengue. En la capital del reino cada vez eran más los que pensaban que el técnico portugués podía renovar el ánimo y el físico de una plantilla desmotivada y carente de fútbol. Pues se han quedado con las ganas. Y con Zidane, al que habría que regalar una edición personalizada de la camiseta ‘Enchu Fatis’ visto que la magia ha pasado a mejor vida. El que estará encantado de ver a Mou allende los mares es Sergio Ramos, que se encomendaba a la Virgen cada vez que veía que el luso podía acercarse al Bernabéu.

Con Xose en el Real Madrid, la mofa y befa permanente de Gareth Bale no hubiera llegado al baile con la bandera, ya les digo. A Mourinho también le va la marcha y no hubiera tolerado un ‘affaire’ como el del galés. Es probable que hubiera muerto matando pero con él, tonterías las justas. Su nueva etapa en el Tottenham habrá que seguirla con atención. Firma un contrato hasta el 2023 pero me da a mí que a este ‘maestrillo’ ya le tienen muy leído su ‘librillo’ y ya no es el de antaño. De lo que no dudo es que no tolerará a desenchufados y apáticos como su colega Zidane. O como Florentino Pérez, que lleva meses aceptando el ‘troleo’ constante del galés.