Un asterisco llamado Neymar

Neymar ha presentado sus nuevas botas Nike

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Jordi Costa

Jordi Costa

El fútbol siempre es más bello cuando se practica de manera coral y armónica. Y, en esta línea, me cuesta recordar partidos más redondos del Barça en la era Valverde que el que disputó y ganó ante el Betis. A diferencia de lo sucedido en San Mamés, el equipo descargó una inusual intensidad desde el arranque y, en algunas fases, un ritmo endiablado de balón y de movimientos. Casi ni pestañeó ante el 0-1 bético. La cuestión es que el gran despliegue barcelonista sucedió el día menos esperado: sin Messi, sin Suárez, sin Dembélé, con Griezmann bajo presión y con De Jong todavía desorientado, y con el peso de no poder permitirse otro tropiezo. Y a pesar de todo, el Barça divirtió como no suele, se divirtió más de lo habitual y, en definitiva, sedujo a los suyos. 

Un menú degustación cocinado por secundarios pero que lleva implícitos asteriscos en forma de pregunta. Empezando por Griezmann. El francés confirmó su inteligencia para entender el juego y para imprimirle velocidad, demostró que puede cargarse el equipo a la espalda y que encajaría en el eje del ataque siempre que sea en un rol más asociativo que rematador, más como falso nueve que como nueve puro. Griezmann se buscó la vida como le había pedido Valverde y se metió al culé en el bolsillo, pero está claro que, con Messi y Suárez sobre el césped, no va a disponer de tanta libertad, ni protagonismo. El reto está en dibujarle un escenario donde, sin ser tan participativo, pueda aportar la calidad que le sobra.

Los jóvenes fueron la otra gran noticia de la noche. Más mediático el debut de Ansu pero más significativo el desempeño de Carles Pérez. Después de años de sequía de oportunidades para la Masia, se cargó la puerta del primer equipo. No es un crack, ni podrá competir por la titularidad con los delanteros estrella, pero tiene gol y conoce el oficio de extremo del Barça. El suyo fue un mensaje para que el club deje de fichar medianías y para reservarse un puesto como pieza de recambio. 

Me pregunto si la intensidad del equipo será la misma cuando regresen los intocables, si Valverde será tan atrevido cuando las circunstancias no lo exijan y, sobre todo, me pregunto si la hipotética llegada de Neymar permitiría que ambos escenarios, el de Griezmann y el de los jóvenes, evolucionen en la ilusionante dirección del domingo. Me respondo que no a todo y me cuestiono qué necesidad tiene el Barça de ir a arrastrarse reiteradamente ante el PSG para recuperar una pieza que no necesita.