Así no se ficha a Verratti (2ª parte)

Robert Fernández, secretario técnico del FC Barcelona

Robert Fernández, secretario técnico del FC Barcelona / Ignasi Paredes

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

El 17 de junio pasado, hace ya tres semanas, firmamos un artículo en Sport titulado: ‘Así no se ficha a Verratti’. Pues bien, todo lo que avanzamos, por desgracia se ha cumplido. El Barça ha tropezado por tercera vez en la misma piedra. El PSG se ha cerrado en banda a negociar, tal como sucedió en los casos de Thiago Silva y Marquinhos. La presión del jugador no ha tenido ningún efecto y menos las maniobras de su agente. Tiene contrato de cinco años en vigor (renovó en agosto del 2015) y le obligan a cumplirlo ya que en Francia no hay cláusula de rescisión. Todo esto era previsible, ya que lo antecedentes eran muy malos. Se levantaron unas expectativas que no se pueden cumplir y ahora el Plan B parece una mala solución. El error, como dijimos en su día, fue no ponerse de entrada en contacto con el jeque catarí Nasser Al-Khelaifi, que es quien manda en el PSG.

El ‘culebrón Verratti’ se ha convertido en la crónica anunciada de un fichaje fallido. El Barça equivocó la estrategia. La experiencia y el sentido común aconsejaban negociar primero con el club, porque todo lo demás era perder el tiempo sabiendo que el presidente del PSG no tiene ninguna simpatía por el Barça. Bartomeu se ha visto metido en un callejón sin salida. Hace una semana declaró que confiaba en el trabajo de Robert, pero al final ha tenido que reconocer que no les han dado bola, que no está en venta. Consecuencia de todo esto es que al secretario técnico, de la noche a la mañana, le han puesto un jefe por encima, Pep Segura, una forma evidente de rebajar sus competencias. Ya estaba en la picota por el decepcionante rendimiento de los fichajes de la pasada temporada –excepto Umtiti- y este tropiezo le ha acabado pasando factura.

Por lo que respecta a Verratti, frenazo y marcha atrás. Al comprobar su impotencia, se ha arrodillado ante el presidente catarí, ha pedido perdón a los aficionados a través de la televisión del club y criticó a su agente, que había dicho que “estaba en una prisión”. Fin de la comedia, el viernes ya se entrenó como si nada hubiese sucedido y dijo públicamente que estaba muy contento en el PSG. Así termina la segunda parte de un fichaje imposible.