El ascenso meteórico de un aspirante a crack

Ansu Fati durante el partido entre el Borussia Dortmund y el FC Barcelona de Liga de Campeones y disputado en el Signal Iduna Park en Dortmund.

Ansu Fati durante el partido entre el Borussia Dortmund y el FC Barcelona correspondiente a la jornada 1 del Grupo F de la Liga de Campeones y disputado en el Signal Iduna Park en Dortmund. / Valentí ENRICH - SPORT

Xesco Espar

El ascenso de un jugador del filial al primer equipo del FC Barcelona no es, en los últimos tiempos, una situación inhabitual. Cada año unos cuantos jugadores son llamados a la pretemporada. Algunos siguen después con el equipo. Otros, la mayoría, cambian de suerte al año siguiente.

Cuando un jugador del plantel asciende al equipo profesional su pequeño mundo entra en un cambio difícil de asumir.

En primer lugar él suele ser la estrella del equipo inferior, pero es el “pardillo” en su nuevo equipo. Las rutinas y hábitos de los equipos inferiores no tienen nada que ver con el vertiginoso mundo super-profesional del primer equipo, especialmente en cuanto empieza la Champions: no hay apenas tiempo para descansar, ni para preparar los partidos en profundidad. Por esto la madurez necesaria para afrontar este tipo de situaciones se les vuelve en contra.

En segundo lugar su entorno entra en vértigo. Envalentonados por el momentum y protagonismo que adquiere el jugador, creen, demasiado apresuradamente, haber culminado el proceso de la ascensión al profesionalismo, cuando lo único que está ocurriendo es que al chaval se le presenta la oportunidad. Este factor del entorno es terrible en cuanto contagia al jugador. Éste cree finalizado el proceso y no sigue trabajando tan duro como hizo para llegar, lo cual causa un bajón en su rendimiento a los dos o tres meses.

En tercer lugar a unas buenas primeras intervenciones suele seguirle un bache en el rendimiento. Al principio era la novedad y sus rivales todavía no lo conocían sino que lo veían aparecer por sorpresa. Sin embargo ahora ya corren vídeos, ya lo conocen y ya lo esperan. A no ser que sea lo suficiente maduro como para entrenar más duro, mejorar y adquirir nuevas habilidades, el rendimiento de sus actuaciones irá en descenso. 

Y en cuarto lugar en cuanto aparece la Champions, todos los rivales son ya de una categoría TOP. Por ello el ritmo y rutina de entrenamientos disminuye para el equipo profesional (no se entrena el día después del partido y ahora hay dos por semana) y eso no es lo que necesita un jugador joven sino entrenar y seguir mejorando.

El caso de Ansu Fati es particular. Las lesiones de los jugadores habituales le han facilitado un ascenso meteórico y por méritos propios se ha hecho un hueco en el equipo. Y vaya si lo ha aprovechado. Brillantes actuaciones en los primeros partidos han acelerado el vértigo de la situación. Parecía que su ascenso no tenía límite. Incluso ya se especulaba con su participación en la Selección Española de Fútbol a pesar de su procedencia extranjera.

Esta fulgurante trayectoria puede ser capaz de distraer y desubicar a cualquiera, pero en el caso de Ansu veo alguna situaciones realmente favorables.

A su innegable calidad, por proceder de la cantera, Ansu puede añadir un buen conocimiento de sus movimientos dentro del campo. A los pocos partidos ya parecía mucho mejor ubicado que el mismo Dembélé. Su capacidad de marcar goles y generosidad en dar asistencias lo hacen ideal para formar parte de una delantera de lujo donde todos quieren protagonismo. Y aunque cuando estén todos está claro que será el quinto en discordia, no es menos cierto que las rotaciones van a tener que aparecer y ello le permitirá, si sigue trabajando como debe, volver a tener minutos.

Un  aspecto  que también me ha gustado es que en sus primeras declaraciones ha parecido tener los pies en el suelo. Si esto le permite entender que sólo acaba de llegar y que queda mucho trecho por mejorar irá por buen camino. 

¿Dónde está entonces el límite de Ansu Fati? Si sigue entrenando bien, sus cualidades físicas y técnicas no las va a perder. Su inteligencia táctica parece garantizada por su procedencia de dentro del club. Así que sólo queda su mentalidad. Si es capaz de sobreponerse a las distracciones internas y externas que van a aparecer y utiliza su inconformismo como fuente de motivación para desarrollar su fuerza mental, creo que tenemos los cimientos de un futuro crack.