Antes de ganar la Champions hay que ganar al PSV

Luis Suárez, delantero del FC Barcelona, a un partido de los 50 en Champions League

Luis Suárez, delantero del FC Barcelona, a un partido de los 50 en Champions League / Valentí Enrich

Ernest Folch

Ernest Folch

El Barça de Valverde inicia hoy su esperada andadura en la Champions todavía con la herida abierta de la debacle de Roma, una noche que todavía escuece, y de qué manera, desde el presidente hasta el utillero pasando por los jugadores y, sobretodo, la afición. Años atrás decir “Champions” era decir “ilusión”. Hoy más bien es decir “desquite”, como si el gol fatídico de Manolas estuviera todavía dando vueltas sobre las cabezas de todos.

Que la Champions es este año una especie de exorcismo de los demonios de los últimos años no es una invención periodística sino la pura realidad contada por Messi, capitán y líder del proyecto, que lo dejó muy claro en el discurso inaugural del trofeo Joan Gamper: “Os prometo todo lo posible por traer la Champions” un minuto después de reconocer que “nos quedamos con la espinita de la Champions por cómo fue la eliminación”. El discurso de Messi, como no podía ser de otra manera, ha sido interiorizado por todo el club, y no hay quien se atreva a discutir esta máxima: este año, el gran objetivo es volver a levantar la célebre orejuda. Sin embargo, el fútbol poco sabe de obsesiones, exorcismos y estadísticas, y ya sabemos que es caprichoso y difícilmente atiende a planes preconcebidos.

El equipo hace muy bien en desear la Champions y ha hecho la autocrítica necesaria para corregir errores pasados, pero esta noche misma debe empezar a quitarse presión de encima y volver a la idea de ir partido a partido. Al equipo de Ernesto Valverde le ha tocado un grupo muy complicado, una auténtica carrera de obstáculos que habrá que ir sorteando paso a paso. No se puede empezar la casa por el tejado, y los discursos grandilocuentes mejor guardarlos para la primavera. Antes de ganar la Champions hay que ganar al PSV, y además convencer con un fútbol atractivo. No se puede hablar de la meta cuando estamos a la primera y difícil curva.