Ansu Fati y Riqui Puig no pueden ser los 'salvadores'

Ansu Fati y Riqui Puig siguen en dinámica del primer equipo

Ansu Fati y Riqui Puig siguen en dinámica del primer equipo / VALENTÍ ENRICH

César L. Menotti

César L. Menotti

Vuelve la Champions y una de las cosas que más me preocupan es, después de estas breves vacaciones, el tiempo de ensayo. El Barcelona necesita entrenamientos para encontrar el funcionamiento. Uno de los problemas más serios es tener tiempo de ensayo de fútbol. La situación actual del equipo es parecida a cuando una orquesta desafina: hay que ensayar con todos los músicos una y otra vez. Continúa siendo un equipo en construcción más allá de la aparición de los jóvenes Riqui Puig y Ansu Fati con sus buenas participaciones en el final de la Liga.

El Barça, en líneas generales, ha tenido buenas respuestas individuales en algunas posiciones del campo. Hay cinco o seis jugadores que representan la columna vertebral del equipo pero todavía tiene déficits en el mediocampo en la recuperación rápida de la pelota y en la gestación de juego. Y no habiendo conseguido ganar los otros tres títulos, las urgencias se centran ahora en la Champions. Es deseable que Setién encuentre soluciones para el partido contra el Nápoles, para que el equipo vaya creciendo. Hasta ahora en algunos partidos se impuso por su erarquía en los resultados y el déficit se mantuvo en el juego colectivo.

El Nápoles, por contra, tiene una idea de juego que ha sostenido toda la temporada. Tiene poco que perder en un partido completamente abierto con la confianza que ha generado la presencia de Gennaro Gattuso y el logro de la Coppa Italia. De antemano uno piensa que el Barça tiene jugadores de grandísimo nivel pero no se enfrentará a un rival fácil.

Y a los contratiempos que se ha generado el propio club en el ámbito deportivo se suma <strong>el caso de Arthur, declarado en rebeldía</strong>. Aun así, no es una excusa. El equipo tiene un vestuario de lujo para afrontar una cita como la del partido de Champions. Es Setién quien tiene la responsabilidad de definir el mejor once. Cuantas más horas de entrenamiento, mejor. Cada jugador debe saber lo más pronto posible cuál será su función dentro del conjunto que se enfrentará al Nápoles.

Y para ello, el entrenador debe tomar decisiones, ya no hay tiempo para pruebas. Ganar se puede ganar y perder de cualquier forma, pero un mal resultado sería menos penalizado si el Barcelona recuperara sus patrones de identidad y se convirtiera en un equipo sólido. Me cuesta dar una opinión sobre quiénes deberían jugar. De antemano me parece que hay más certezas en la portería y en la línea de defensas y que las dudas están centradas en el mediocampo y la delantera. No me gustaría que ante un partido tan trascendental se cargara de responsabilidad a jóvenes como Riqui o Ansu. Veo a los dos con muchas condiciones pero hay que garantizarles la posibilidad de crecer en condiciones normales.

Cuando Messi debutó en el Barcelona, los Piqué, Ronaldinho, Deco... conformaban un equipo sólido que le permitió al argentino estar bien rodeado y garantizarle confianza. Los jóvenes necesitan apoyarse en la los jugadores experimentados y no es lo mismo jugar en un equipo con un funcionamiento consolidado que en uno en el que el colectivo está en plena búsqueda. La mejor manera de garantizarles el respaldo es que los sostenga el equipo. Ellos pueden ayudar pero para eso necesitan tener el respaldo del entrenador y de los jugadores con más experiencia.

En el equipo culé hay jugadores que llevan más de diez años jugando juntos. No debemos pretender que los jóvenes sean la solución a los problemas que ni la plantilla ni el entrenador pudieron resolver durante la temporada. La prioridad de Setién debe ser definir el equipo. Consolidar su funcionamiento en los entrenamientos y garantizarles cuanto antes la responsabilidad de la titularidad a quienes sean los elegidos para afrontar el partido contra el Nápoles. Ningún equipo puede depender de uno o dos jugadores.

Es cierto que el Barça ha tenido un año repleto de dificultades. Pero otros equipos también las han tenido y el equipo culé tiene la experiencia de haber jugado ya muchos partidos decisivos como estos. La posibilidad de ganar la Champions el premio mayor, debería funcionar como una motivación extra para centrarse en el próximo partido liberados de otras obligaciones.

La clave: ante el Nápoles no se puede cargar a los jóvenes con responsabilidad.