Ansu Fati, un problema que tiene dos soluciones

Ansu Fati, el diamante de la cantera azulgrana

Ansu Fati, el diamante de la cantera azulgrana / Valenti Enrich

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Vaya por delante que no ponemos en duda el futuro de Ansu Fati, todo lo contrario, reconocemos su talento, juventud y ambición para convertirse en un futbolista de primer nivel. El problema es que ha llegado tan rápido al primer equipo, con solo 17 años, que ahora parece condenado a chupar banquillo cuando lo mejor para su progresión sería jugar cada fin de semana. A favor de la promesa de Guinea Bissau hay que decir que recién comenzada la temporada, consecuencia de una racha de lesiones, se le brindó una oportunidad de oro que la supo aprovechar de maravilla.

Llevaba cinco años en la cantera cuando de golpe, el pasado mes de agosto, le toco la lotería de jugar en el Camp Nou. Ni el mismísimo Messi tuvo una eclosión tan espectacular. Sin haber jugado una temporada en el juvenil, sin saber lo que es el Barça B, Ansu dio un triple salto mortal sin red y debutó con éxito en partido de Liga. Lo suyo fue llegar y besar el santo. La afición barcelonista lo recibió con los brazos abiertos, ansiosa de que un valor de la Masia aportara alegría e inspiración al primer equipo. 

Ansu Fati ha vivido un 2019 de ensueño, espectacular e ilusionante. Es el jugador revelación del Barça, la UEFA le ha incluido entre las cincuenta promesas del fútbol europeo, marcando un tanto al Inter se convirtió en el goleador mas joven de la historia de la Champions e incluso ha debutado en la selección Sub-21. El problema no es el presente, el problema es el futuro próximo. Un chaval de su proyección y cualidades puede mejorar entrenando con Messi pero necesita jugar con asiduidad y no solo los minutos finales de los partidos como sucedió el día del Real Madrid. Y aquí llega el problema, con Suárez intocable y Griezmann cada día mas adaptado, conseguir plaza en el ataque barcelonista es muy difícil, máxime cuando Dembélé  también está por delante suyo y algún día tiene que demostrar lo que costo. 

En el Barça más de una promesa no ha cumplido las expectativas levantadas por llegar antes de hora al primer equipo. El caso de Adama es el más reciente, debutó con el Barça con 18 años y ahora triunfa en la Premier con 23 años. Estos problemas tienen dos soluciones. Encontrar un entrenador valiente que apueste por él, le dé minutos y confianza para demostrar su valía y ganarse una plaza en la plantilla como jugador número 12 o 13. Caso contrario, mejor cederlo a un buen club para que crezca.

Esta temporada la suerte de Ansu Fati está en manos de Valverde. Fue él quien le dio la gran oportunidad de debutar cuando era un perfecto desconocido, quien le ha dado minutos hasta el momento y quien lo puede dosificar con inteligencia para que ayude al equipo y progrese a nivel individual. La opción de que cuando no tenga sitio en el primer equipo baje al Barça B existe pero ahora no se contempla.  Lo ideal es que el entrenador lo utilice como relevo de los titulares y así pueda jugar los partidos que ya están decididos. En la Copa debería ser titular las primeras eliminatorias para sentirse valorado.