Ansu Fati: el cuchillo y la mantequilla

Ansu Fati volvió a ser titular y fue protagonista

Ansu Fati volvió a ser titular y fue protagonista / VALENTÍ ENRICH

Xavi Torres

Xavi Torres

El aficionado del Barcelona respira tranquilo. Y Ronald Koeman, también. Tras casi un año -344 días, para ser exactos-, Ansu regresó a la titularidad y demostró que su aportación en ataque puede ser muy importante para el crecimiento del equipo. Quizás los partidos ante el Athletic, Getafe, Bayern, Granada, Cadiz, Benfica y Atlético de Madrid empiecen a ser historia... 

REGATE Y DESMARQUE

Para superar las habituales defensas cerradas de los rivales el Barcelona está obligado a hacerse ancho y profundo. Ancho, porque necesita atraer defensas hacia los costados para generar pasillos interiores por los que crear peligro; y profundo, para romper el orden a base de desmarques hacia la portería rival que ayuden a los pasadores a encontrar a los rematadores. Si, además, la circulación de balón es alta y el juego de posición, apropiado, para la presión, el resultado acostumbra a ser excelente. Hasta el momento, sin embargo, poco o nada de todo eso, con movimientos tan lentos y previsibles que el rendimiento ha sido escaso. Ya saben que la clasificación casi nunca miente.

¿Qué cambió ante el Valencia? Si me permiten, nos centraremos en la primera parte ya que en la segunda el partido transcurrió por otros derroteros. Sucedió que las aportaciones de Ansu Fati y Jordi Alba fueron grandes y que el juego del Barcelona, desde el carril izquierdo, encontró especialmente la profundidad que necesitaba el equipo para progresar adecuadamente. 

Fati tiene las dos cualidades necesarias para romper las defensas: atrevimiento para el uno contra uno y velocidad para buscar el balón al hueco. Eso genera problemas permanentes en los defensas, pendientes de su regate, de su desmarque en apoyo y, sobre todo, de su ambición para atacar el espacio. Ejemplos: a partir de un desafío desde la banda izquierda llegó el 1 a 1, tras la conducción, la pared con Memphis y el enorme chut desde la frontal, en el minuto 13. Y su diagonal llegando por el lado contrario, a los 39, provocó el penalty de Gayá que supuso el 2 a 1 azulgrana. Es cierto que el trayecto hacia su mejor versión sigue en proceso pero su aportación ya está resultado clave. Es valiente -lo intenta una y otra vez aunque defensores tan rápidos como Foulquier le ganen duelos- y generoso -corre hacia delante mucho más que hacia atrás- pero necesita aprender. Volveremos a este punto. 

PROFUNDIDAD

El retorno de Ansu al once no fue la única buena noticia. En este sentido, también regresó Jordi Alba, el mejor especialista del equipo en el caso que nos ocupa. En la primera parte, llegadas en los minutos 10, 17, 19, 33 y 39 -en el pase que provoca la acción del penalti-. Repetimos el término porque es importante: llegadas. Por el lado contrario, la apuesta de Koeman por Dest como extremo no trajo apenas peligro ya que es mucho más detectable para el rival. De hecho, el jugador norteamericano solo llegó una vez a la línea de fondo -minuto 36-, tras superar a Gayá y centrar para el remate de Alba. Estar es mucho más dificil que aparecer -no solo para él-: superar un rival desde la posición de parado es un lujo solo para unos pocos privilegiados. 

Con Alba animado y Ansu, siempre dispuesto, anotamos también los interesantes desmarques en profundidad de Memphis (27’ y 43’) aunque con ellos en el campo, que el neerlandés venga a recibir al pie es una gran opción para sacar a los centrales de su posición y generar los espacios a sus espaldas para las carreras de sus compañeros, por ejemplo, también de Frenkie de Jong entrando desde la segunda línea (31’). 

PEOR EN LA SEGUNDA PARTE

¿Por qué? Porque el Barcelona perdió el balón, seguramente asustado por el resultado favorable y alertado por su inestable realidad, y se echó hacia atrás. Como el equipo defiende mal -esto da para otro informe- Soler remató a la madera a los 53’; Guedes hizó lucir a Ter Stegen, a los 57’, y el propio Soler no encontró rematador en su excursión hasta el primer palo, a los 79’. Esta vez salió cara. Los cambios de Bordalás buscando el empate ayudaron a recuperar el control y a contraatacar, con cinco llegadas en los últimos diez minutos, el 3 a 1 de Coutinho, incluido. A pesar de la victoria da la sensación de que el intercambio de golpes -tan reconocible en el Barça del tridente de Luis Enrique- no es una buena alternativa para el equipo actual. Seguro que el entrenador sacará conclusiones. ¿Cuándo se sintió más cómodo el equipo, en la primera o en la segunda parte? Pues eso, balón, amplitud y profundidad. 

CONCLUSIONES Y DEBERES

La recuperación de Ansu Fati abre las opciones del equipo en ataque para que su cuchillo atraviese la mantequilla rival. Sin embargo, hay deberes para el cuerpo técnico: solo tiene 18 años y mucho por aprender. Hay que generarle, a través del colectivo, las situaciones apropiadas para que él entre en juego con ventaja; hay que provocar que sus sociedades con Alba o Memphis -incluso, con Gavi o Pedri-, sean productivas en los espacios y los tiempos justos; y hay que aprovechar esta maravillosa relación que tiene con el gol para ayudarle a que todavía la haga más estrecha. Una vez más, que el club use todas sus herramientas para que la carrera de Ansu sea la que cualquiera de ustedes se imagina. Y que este argumento sea también de utilidad para que Joan Laporta y su junta convenzan al futbolista y a sus representantes, ahora que están en negociaciones para su renovación. A Ansu, el nuevo ‘10’ del Barça, hay que ayudarle a ser todavía mejor.