Sin Ansu ni Dembélé todo es más difícil

Ansu Fati y Dembélé

Ansu Fati y Dembélé / FC Barcelona

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Otro empate en casa, de donde ya se han escapado siete puntos en ocho partidos. Dos puntos más lejos del líder, un Atletico que suma ocho puntos más con un partido menos. Números malos, para qué vamos a engañarnos. Todo juega en contra del Barça en esta Liga. Primero, la cuestión estructural que no resuelve el nuevo entrenador, la reconstrucción de un equipo que si no está en ruinas poco le falta. No pretendo disculpar a Koeman, sobre el que volveré unas líneas más adelante, pero sí creo que es justo reparar en cuestiones incontrolables que le están perjudicando: las lesiones y la ausencia de aficionados en el Camp Nou. Vamos con las lesiones. Ansu Fati y Piqué, de gravedad y larga duración. El delantero más en forma hasta que se partió el menisco y el defensa imprescindible para que Araujo y Mingueza, que han tenido que salir al rescate, pudieran crecer sin la presión de tener que jugar sin red. Y luego, el Camp Nou vacío, sin esas cien mil voces que dan alas cuando el equipo titubea y presionan decisivamente al rival. No es casualidad que se escapen más puntos que nunca de casa. 

EL GRAN ERROR. En cualquier caso, lo trascendente son las bajas, capítulo en el que hay que añadir a Dembélé. Miren, Ansu Fati y Dembélé son los delanteros más desequilibrantes y capaces de agitar los partidos. En un equipo que, ya sea por el sistema o por el estado de forma de algunos jugadores, peca de excesivamente previsible, la chispa de ambos es un recurso imprescindible. Koeman ha insistido demasiado en este triángulo, cuando no cuadrado, por dentro. Ya saben, Griezmann, Coutinho, Messi y Pedri, que no hace más que atascar la zona de ataque. Empezó con Ansu Fati y empezó bien, pero con la lesión del chaval ha renunciado a los extremos y éste es un error que ha pagado caro. La lesión de Dembélé le ha rematado, pues no acaba de creer en Trincao y la solución no es poner a Braithwaite en la banda izquierda y a Griezmann en la derecha, pues ninguno de los dos es extremo. Sin duda, sin Ansu ni Dembélé todo es más difícil. Así las cosas, esperemos que Dembélé vuelva pronto y desatasque este embudo que Koeman se  empeña en llenar por dentro mientras se olvida de abrir el campo - y la defensa contraria - por el exterior.