Ansu, Aleñá, Riqui Puig: tres casos, una sola receta

Riqui Puig y Aleñá, en un entrenamiento con el primer equipo

Riqui Puig y Aleñá, en un entrenamiento con el primer equipo / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

Que la función casi exclusiva de la cantera del Barça es nutrir al primer equipo de jugadores (y en consecuencia aligerar la presión de fichar) ya no lo discute nadie. El nuevo Valverde que ha aparecido esta temporada se ha mostrado por primera vez receptivo al talento de la Masia y, también por primera vez, ha hecho apuestas arriesgadas que de momento le han salido muy bien, como prueban los espectaculares primeros pasos de Ansu Fati y Carles Pérez. Sin embargo, el trabajo del entrenador con sus futbolistas jóvenes debe ir mucho más allá que el de promocionar puntualmente uno o dos futbolistas, y hay que exigirle que sea una labor constante.

La irrupción de Fati y Pérez ha dejado en un segundo plano dos casos pendientes de la cantera blaugrana. El primero es el de Carles Aleñá, que empezó la temporada como titular en San Mamés, pero que desapareció después de aquella derrota al ser sustituido en el descanso, y no solo no ha vuelto a jugar sino que solo ha ido convocados dos veces. El segundo caso es el de Riqui Puig, una de las grandes joyas de la cantera, con un talento descomunal, que sin embargo tiene que conformarse con mostrar sus destellos en Segunda B, una categoría que no parece que favorezca precisamente su talento. Aleñá (21 años) se encuentra hoy en un punto crítico, el mismo al que puede llegar Riqui Puig (20 años) si no se le dan más oportunidades rápidamente. Pero es ahora cuando deben recordar que es el mismo punto en el que se encontraron en su día jugadores como Xavi, Valdés, Iniesta o Sergi Roberto, que tuvieron que apretar los dientes, armarse de paciencia y no desfallecer hasta que llegó su momento. Ansu ha llegado a la cima por la vía rápida, pero es la excepción. Aleñá ya es del primer equipo pero es ahora cuando tiene que aguantar. Y Riqui, todavía en el Barça B, debe esperar su momento para formar parte de la primera plantilla. Los tres representan tres maneras muy diferentes de llegar al primer equipo, pero los tres deberán cultivar dos virtudes por encima de las otras si quieren mantenerse en lo más alto: paciencia y capacidad de sacrificio. No hay otra receta para jugar en el Barça.