Un año más con Sergio Busquets

Sergio Busquets celebra su gol al Mallorca

Sergio Busquets celebra su gol al Mallorca / EFE

Toni Frieros

Toni Frieros

Cuando entramos en una casa o en un edificio, solemos fijarnos en la arquitectura, en la decoración, en la amplitud de las estancias, en los diferentes adornos… Nunca pensamos en qué es lo más importante: los cimientos, los pilares, la estructura. Sin esos elementos esenciales no habría casa o edificio en pie. 

Siempre he hecho ese paralelismo con Sergio Busquets, el arquitecto del Barça. Recuerdo cómo Pep Costa, en la gira del primer equipo azulgrana en Estados Unidos de 2008, de la que se ausentó Messi para disputar los JJ.OO. de Pekín, me avisó: “Ese chaval será el mejor de todos. Acuérdate de lo que te digo”, me dijo refiriéndose a un chico al que todos desconocíamos, salvo que era el hijo de Carlos Busquets. “Este es un ‘pelotero’ de verdad, de los que ya no hay; tiene la picardía de los que se crían en la calle”, me apuntó Costa. No se equivocó.

La carrera futbolística de Sergio Busquets ha sido extraordinaria. Nunca tuvo la prodigiosa clarividencia de Xavi, ni la mágica técnica de Messi, ni la portentosa fortaleza de Puyol, pero Busquets ha sido único en su rol, el faro y el guía del equipo durante estos quince años y sin él tampoco se entenderían los éxitos del mejor Barça de todos los tiempos. Convertido junto a Piqué en ‘El último mohicano’ de aquel Barça irrepetible, algunos ponen en duda su continuidad porque es uno de los futbolistas españoles mejor pagados del mundo. Bartomeu le brindó en su día el contrato que merecía, porque era el mejor del mundo en su posición. Ni más ni menos. 

A quienes piensen lo contrario, una reflexión: ¿qué le hubiera costado al Barça contratar a un pivote de su nivel? Un Pogba, un Verratti… ¿70, 80, 90 millones? Por rendimiento y coste de amortización de fichaje (cero), Busquets ha sido una de las grandes joyas de la corona.

Es verdad que nunca ha sido mediático, que no se vende en redes sociales, que huye del glamour y el lujo que rodea a sus iguales, pero ahí están sus méritos: campeón del mundo, de Europa con el Barça y la selección, tercer jugador español con más internacionalidades, también tercero con más partidos como azulgrana y más títulos en sus vitrinas. Estamos delante de una leyenda al que pocas veces se le ha hecho la justicia que se merece

Sigue un año más en el Barça. Esa es una gran noticia. El día que no esté, nos acordaremos de él.