Anfield, veredicto final

Jürgen Klopp, durante un partido con el Liverpool

Jürgen Klopp, durante un partido con el Liverpool / Clive Brunskill

Rubén Uría

Rubén Uría

Jürgen Klopp dijo que el Di Stéfano era un campo de entrenamiento, el Madrid le pasó por encima y Valdano le contestó diciendo que cuando acaben las obras del Bernabéu, el que parecerá un campo de entrenamiento será Anfield. Justo ahí, en las praderas de Liverpool, donde los “reds” suelen comportarse como poetas guerreros, Klopp quiere reír el último. La historia está del lado blanco: en 15 de las 16 eliminatorias en las que ganó el partido de ida por dos goles o más de renta acabó clasificándose y sólo cedió ante el Mónaco de Morientes en 2004. Zidane no podrá contar con Hazard, Lucas, Carvajal, Varane, Ramos – lesión y ahora positivo por Covid- y tiene la duda de Valverde, así que se encomienda a su vieja guardia: Kroos, Modric, Casemiro y Benzema. En juego, un suculento botín: estar en semifinales de la Copa de Europa y a tres pasos del santo grial madridista, la decimocuarta Champions. Klopp avisa: “Ya remontamos contra el Barça”. Dicen que el que avisa no es traidor, pero sin el aliento del público en Anfield, el Liverpool necesitará su mejor versión. Y ya no es aquel equipo imbatible que reventó el Atleti de Simeone en el último partido grande antes de la aparición del maldito virus que aún sufrimos. Liverpool-Madrid. Klopp-Zidane. Matar o morir.

EL RETO DE PEP Y LA VACUNA DE HAALAND

Premier encarrilada, ansiedad por la Champions, el muro histórico de cuartos en el horizonte y enfrente, el indescifrable Dortmund de Haaland, el nuevo Dios del Trueno del fútbol mundial. Un partido para redondear una temporada excelente. Noventa minutos para hacer de lo bueno algo extraordinario. Guardiola ante su destino. Su City tiene una renta corta, apenas un gol. Y si quiere pasar de ronda, si quiere mantener encendida la llama de la esperanza para ser, por fin, Campeón de Europa, tendrá que sobrevivir en Renania. La fórmula de Pep, la de siempre: atacar, atacar y atacar. El freno de mano del sueño “citizen” se llama Erling Braut Haaland. Barça y Madrid sueñan con él. Normal: si le das medio metro, te vacuna.