¡Andrés, no lo hagas!

Antes de empezar a escribir este artículo pensaba en darle forma de carta, al estilo 'Carta abierta a Hansi Flick', pero luego he pensado que tampoco tengo tantas cosas que decirle salvo darle las gracias por dar al equipo un aire nuevo, un estilo y una fuerza que hacía tiempo que no veíamos, y añadir que hacía mucho que no disfrutábamos tanto al ver a los jugadores goleando e imponiéndose con una verticalidad que algunos tanto echábamos de menos. Flick ha venido a dar alegría a la casa del pobre.

OpiniónDavid Bernabeu

Fue un privilegio acompañarte Andrés Iniesta

Aunque el refrán dice que suele durar poco. Pero tanto si dura como si no, Fick debe sospechar que habrá idilio mientras vayamos ganando y tengamos al máximo rival detrás. El día que el equipo empiece a encadenar pinchazos, Dios quiera que no pase, y el Real Madrid nos adelante en la clasificación, Dios quiera que tampoco pase, el runrún empezará hacer mella y Flick será zarandeado junto a sus jugadores, los mismos de los que pedíamos su venta por parecernos vulgares hace unos meses y que ahora nos deslumbran con su juego y entrega.

Hansi Flick lleva muchos años en esto del fútbol y no hace falta que un aficionado como yo advierta de lo que le espera si las cosas se tuercen, pero es que en Can Barça las opiniones pueden girar a la velocidad del huracán Milton. Es lo que tiene entrenar a un equipo al que le mueven las urgencias.

Hace unos días se despedía el gran Andrés Iniesta, y entre otras cosas manifestó la voluntad de poder servir al Barça en un futuro. Todos entendimos que se refería desde el banquillo. A Iniesta se le adora por varias cosas: por los títulos que nos dio, por su juego en el campo y por su carácter ponderado y generoso. Es un barcelonista muy querido en la línea de Carles Puyol y otros tantos.

Lo primero que pensé al visualizar a Iniesta como entrenador de un futuro Barça, es en una mala salida del club, de la manera abrupta traumática y desagradable como la que ya vivimos con Ronald Koeman o Xavi Hernández. Casi que no, pensé, quédate en otras labores porque la de entrenar al Barça, a la larga, acaba mal, y ciertos iconos del barcelonismo, sinceramente, no se lo merecen.