Amo y señor de la final

Dominio insultante en la final de la Copa del Rey del Barcelona, amo y señor del partido. No hubo color. Es verdad que al Barça le costó perforar la portería de Unai. Tuvo el balón en su poder (rozó el 80% de la posesión durante la primera hora de juego) y el Athletic ni la olió, pero los de Koeman sufrieron para encontrar el camino de la portería rival y se mostraron imprecisos en las primeras ocasiones (De Jong, Griezmann, Pedri y Busquets)

Entre los aciertos de Unai, los errores en el disparo final y los palos (ya lleva 32 esta temporada), al Barça le costó abatir a un peleón Athletic, siempre ayudado por la falta de contudencia arbitral de Martínez Munuera. Sin duda, debió enseñar más tarjetas para atajar las continuas faltas de los jugadores vascos.

Finalmente, Griezmann abrió la lata e inmediatamente después vino la catarata de ocasiones que todas acabaron en gol (De Jong y Messi en dos ocasiones). El Athletic perdió su segunda final en pocos días y el rey de copas demostró porque ostenta este galardón. 

Es el primer trofeo desde hace dos años, el primero desde Anfield, el primero para toda una camada de jugadores que esta temporada han explotado, el primero de Koeman y el primero de Laporta. También es el reencuentro de Messi con un trofeo, algo que seguro que tendrá en cuenta cuando deba tomar la decisión de qué hacer con su futuro. El título es agua bendita para el club que, a partir de ahora, tendrá más tranquilidad en su toma de decisiones.

El Barça ganó el título a lo campeón, con una goleada que le servirá también para pensar que la Liga aún es posible. Y así, con Messi levantando el título, nos vamos pensando en que cualquier locura es posible en la lucha contra el Madrid y Athletic.