Amigos y socios

Leo Messi felicita a Luis Suárez tras su segundo gol

Leo Messi felicita a Luis Suárez tras su segundo gol / AFP

Rubén Uría

Rubén Uría

AMIGOS Y SOCIOS

Dentro y fuera del campo. Son Luis Suárez y Lionel Messi, amigos y residentes en Barcelona. Son, con mucha diferencia, el mejor delantero de la historia reciente del Barcelona y el mejor jugador de todos los tiempos. Y son una tuneladora humana de convertir goles. Ante el Barça, el Eibar tuvo valentía admirable y presión fiera. Ante otro rival habría ganado. O al menos, resistido. Ante Suárez y Messi Demoliciones SA, no. Ningún equipo de Primera ha marcado más goles que Messi (17) y Suárez (14). Entre los dos han anotado 31, los mismos que Sevilla y Celta y más que todo el resto de LaLiga. Como decía Schuster. “No hace falta decir nada más”.

Y WILLIAMS ARRANCÓ SU FERRARI

Pasó de cero a cien en una décima de segundo, aceleró, se coló entre los dos defensas, corrió como alma que lleva el diablo, no le quitaron puntos del carné de milagro porque superó el límite de velocidad, recorrió 60 metros como si la vida la fuera en ello, mantuvo la pausa, regateó al portero y se ganó salir por la puerta grande de San Mamés. Iñaki Williams, por fin, se desquitó con el gol. Hizo un doblete y alivió al Athletic. La era Garitano conecta cinco partidos sin perder. La culpa, Iñaki “Corazón de León”.

CEBALLOS Y EL KARMA

No falla. Salió al Villamarín, se llevó una pitada gigantesca, encontró una falta al borde del área, chutó, marcó y pidió perdón. Tres puntos y karma en estado puro. El Madrid sufrió, pero ganó. Y dejó varias perlas: cambio de sistema, golazo de Modric, buena presión, lesión de Benzema y debut de Cristo. De propina, lo de Isco. Para Solari es el suplente de los suplentes. Del Betis, todo dicho: es tan vistoso como irregular. Capaz de ganarle bien al todopoderoso Barça como de rozar el ridículo ante el humilde Huesca. Capaz de lo mejor y de lo peor. Fue con el lirio en la mano y el partido se le escapó entre los dedos. Y su verdugo, paradojas de la vida, fue un bético: Ceballos.