La alternativa a Koeman no existe

Ronald Koeman, junto a Alfred Schreuder en el Camp Nou

Ronald Koeman, junto a Alfred Schreuder en el Camp Nou

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Los argumentos se repiten tanto que pierden trascendencia. Que si llegó tras superar un infarto y renunció a la Eurocopa. Que si era el sueño de su vida, se comió el marrón de despedir a Luis Suárez y también el de gestionar el vestuario tras el burofax de Messi. Sin fichajes y con lo puesto. Indiscutible todo ello, nada de ello debería servir para decidir. El Barça no es una ONG, sino un club instalado en la elite del fútbol en el que solo vale ganar (jugar bien también suma). Así que el debate alrededor de la continuidad de Koeman, imposible en cualquier otro lugar del mundo, debe afrontarse desde la máxima profesionalidad por ambas partes. Y eso pasa por asumir dónde está cada uno. Koeman lo asumió desde el primer momento, aceptando todas las desventajas que suponía llegar hoy al Camp Nou, pero el club no parece tener tan clara su situación actual.

El Barça actúa como si estuviera en condiciones de elegir. Como si pudiera firmar a Guardiola, a Klopp o incluso a Mourinho, al que también estuvieron muy cerca de ofrecerle el banquillo blaugrana. Y no es así. No hay dinero para grandes fichajes como tampoco lo hay para pagar el año que le queda de contrato a Koeman para traer a no se sabe quién o apostar por una solución interina. Ronald no es un clínex en el que sonarse los mocos para, después, deshacerse de él. Porque la cuestión no está en si puede o debe ser quien lidere un muevo proyecto en la junta de Joan Laporta, la cuestión es saber si la junta de Joan Laporta puede permitirse, económicamente, iniciar un nuevo proyecto. Los números invitan a sobrevivir con dignidad, que es lo que ha hecho Koeman desde que volvió a casa.