Alguien se columpió con Cucurella

Cucurella, celebrando un gol con el Getafe

Cucurella, celebrando un gol con el Getafe / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Lo de los laterales en el Barça tiene miga. En la banda derecha, desde que se se marchó Alves, el mejor lateral en toda la historia del club, ahí sigue Sergi Roberto. Un recambio de urgencia que se ha hecho fijo por la incapacidad de las secretarías técnicas de turno, que no han sabido encontrar un especialista que marque diferencias. Sergi Roberto no es lateral, aunque se esfuerce en serlo y se le agradezca el esfuerzo por salir con bien de un empeño que tenía que ser para cuatro días y ya va para cinco años. Y por la izquierda, ahí sigue Alba, ocho años ya corriendo este banda, sin competencia digna de elogio ni recambio ahora que la edad ya va siendo una amenaza. Ni Digne ni, mucho menos, Firpo Junior han cumplido con lo que se les pedía cuando se les fichó. La contratación de este último por 18 millones más doce en variables, cuando en la cantera estaban Miranda y Cucurella, es especialmente dolorosa. 

DE JUZGADO DE GUARDIA

<strong>Cucurella acaba de ser convocado, por primera vez, para la selección absoluta. </strong>Es un futbolista que desde que salió del Barça y tuvo visibilidad en el Eibar y en el Getafe demostró que tenía virtudes para guardar las espaldas de Alba y competirle el puesto. Bien estuvo la primera cesión, incluso la segunda para tener la certeza de su valía, pero malvenderle por diez millones cuando tenía una valoración de dieciocho para después gastarse más del doble con Firpo es de juzgado de guardia. Alguien se columpió con Cucurella. 

Está claro que privó la necesidad de hacer caja por encima del más mínimo sentido común futbolístico. Y esto, en un club como el Barça que tiene, y presume de tener, la mejor cantera del país, no se puede permitir. Algún día se conocerán los intereses ocultos de ciertas decisiones. La de Cucurella, como mínimo, es poco transparente porque además de destapar la incompetencia de la dirección deportiva, que no quiso ver lo que cualquier mortal intuía simplemente viendo al Getafe por televisión, significa, también, cargarse la ilusión de cualquier canterano con posibilidades de ascender al primer equipo.