Alba hizo añicos la banda y despejó el camino de la victoria

Messi y Suárez festejan un gol

Messi y Suárez festejan un gol / AFP

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Equilibrio y pocas opciones de gol. El Villarreal logró su primer gran objetivo frente al Barça: equilibrar el juego sobre el terreno de juego. El balance de los 45 minutos iniciales fue tremendamente igualado, con escasas opciones de gol y repartidas en ambas áreas. La gran virtud del conjunto de Calleja, que el Barça no supo romper, fue taponar los pasillos interiores, sacrificando los espacios por banda. Alba lo intentó sin sorprender por la izquierda, Sergi Roberto apenas si se prodigó por la derecha y la segunda línea –Paulinho y Rakitic– tampoco tuvo opción de pisar el área de Asenjo.

Alba marca diferencias. El Barça cambió el signo del partido tras el descanso. En este caso, dos factores fueron decisivos a la hora de dar el empuje a los de Valverde y acabar con el sueño local. En primer lugar, las irrupciones de Alba sí cogieron por sorpresa a la zaga rival y acabaron con continuas asistencias a Messi, Alcácer o Suárez. El otro factor fue la expulsión de Raba que dejó en inferioridad a los de Calleja. El Barça ya no perdonó.

Llegaron los goles, los espacios y el balón circuló a otra velocidad. La intensidad se contagió en todas las líneas y el equipo no sufrió para sentenciar los tres puntos. Una vez más, Valverde volvió a estar afortunado en los cambios. Muy bien Alcácer en su papel de revulsivo e incluso Aleix en banda derecha. Vermaelen volvió a cumplir formando pareja con Piqué.