El acuerdo del coronavirus fortalece al Barça

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Ernest Folch

Ernest Folch

Con grandes dificultades, con rasguños de consideración y con todo lo que ustedes quieran, pero tras el acuerdo histórico entre los jugadores y el club, el Barça logra dar un salto adelante en su gestión de la debacle provocada por el coronavirus. Porque ha conseguido, en un tiempo más que aceptable, salvar el principal obstáculo de cualquier ajuste, que siempre es el interno, y en su caso, lidiando además con algo tan peliagudo como son las fichas de jugadores que cobran sueldos multimillonarios.

Como contamos hoy en SPORT, no ha sido un proceso fácil, y los capitanes tuvieron que emplearse a fondo para doblegar a algunos compañeros que se resistían al ‘sí’ final: hubo un trabajo de coser el grupo y convencerlos de que un acuerdo siempre es mejor que cualquier ejecución forzosa, y la tesis se acabó imponiendo. La mención en el comunicado a las filtraciones al club es sin duda una concesión a los jugadores molestos, y es una muestra más del desgaste que la directiva sufre en el vestuario, pero es indudable que el resultado final es una victoria para Bartomeu, los jugadores (especialmente los capitanes) y evidentemente los trabajadores, que logran salvar la integridad de su sueldo.

Pasará el tiempo, y el ‘acuerdo del coronavirus’ (como ya ha sido bautizado por más de uno de los implicados) quedará como uno de estos hechos singulares de la historia del Barça, caracterizada justamente por su cantidad de peculiaridades, y que lo ayudan a ser ‘més que un club’. Y como si se jugase un clásico en los despachos, el acuerdo en el Barça cayó como un gol por la escuadra en el Real Madrid. Qué casualidad que pocas horas después de los acontecimientos del lunes, los medios de Madrid ya empezaran a deslizar que el club blanco medita hacer un ajuste de salarios... ¡por decreto! O lo que es lo mismo: el acuerdo blaugrana ha empezado a presionar a Florentino, que primero dejó que el Barça se quemara solo con la esperanza de desgastar a su rival, pero solo un día después del acuerdo empieza a mover ficha, temeroso de repente de quedarse atrás. Aquí, quien no corre, vuela.