El abrupto cambio de Florentino Pérez

Los destinos de Barça y Madrid están tan entrelazados que no se entiende el apogeo de uno sin la crisis del otro, y viceversa. El gran damnificado de la gran temporada blaugrana es sin duda Florentino Pérez, que se creyó artífice de un proyecto invencible con la llegada de Mbappé y ha visto cómo el Barça de los niños lo ha adelantado sorpresivamente por el arcén de la historia.

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Por mucho que la condescendiente y maquilladora prensa de la capital haga ver que el triunfo blaugrana forma parte de la normalidad, lo cierto es que las urgencias futbolísticas han vuelto a coger el puente aéreo.

El problema de la generación de Lamine no es lo que ha conseguido sino lo que tiene por delante. Asusta todavía más por su futuro que por su presente. De ahí que el presidente blanco haya decidido dar un giro radical de 180 grados a su política de contratación de entrenadores.

Entrenadores gestores

Desde la salida de Mourinho, su último técnico fuerte, Florentino se ha pasado los últimos doce años con Ancelotti, Benítez, Zidane, Lopetegui, Solari, volviendo a repetir con Zidane y Ancelotti. Lo que prueba esta lista es que en la última década el presidente blanco se ha refugiado en dos entrenadores con un gran historial y con gran capacidad de gestionar los egos del vestuario gracias a su autoridad, pero ni Ancelotti ni Zidane, ni mucho menos los demás, serán recordados por sus aportaciones futbolísticas y mucho menos por tener una idea de juego definida. Los recordaremos por su espectacular historial de títulos, pero nada más.

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Hasta hoy, esto era exactamente lo que quería Florentino: gestión, espíritu ganador y no salirse de ninguna de las líneas rojas que trazaba el club. Pero la sorprendente irrupción del Barça de Flick ha cambiado todos los planes y le ha hecho dar un vuelco al modelo de su inquilino en el banquillo.

Xabi Alonso, entrenador de verdad

De repente, Florentino ya no quiere ni gestores ni mitos ni meros ganadores ni siquiera simples intermediarios entre él y los jugadores. De repente, Florentino ficha a un entrenador de verdad, al que le importa el juego, con ideas muy trabajadas y un sello propio de su visión del fútbol.

Es curioso que en el club donde tradicionalmente solo importa la victoria, se fiche a un arquitecto que construye proyectos. Ante el miedo atroz de que el Barça domine el fútbol en los próximos años, el Madrid ha decidido dar un súbito volantazo a su filosofía de entrenadores y por primera vez aspira a neutralizar el fútbol del Barça con más fútbol.

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La duda es si llegará a tiempo de adaptar una plantilla sin mediocampistas ni jugadores al estilo del nuevo entrenador, y si tendrá dinero suficiente para reforzarse adecuadamente, teniendo en cuenta que ni cree ni ha creído nunca en su propia cantera. Lo que es seguro es que Xabi Alonso no tiene nada que ver con Ancelotti ni Zidane ni los que los precedieron.

Se confirma que el objetivo de Florentino Pérez, más que ganar, es salvarse. Sea por desesperación, por miedo al Barça o por pragmatismo, de momento ha tenido que cambiar abruptamente de modelo futbolístico.