333 días después de Roma, el Barça aprende la lección

El Barça entra en cuartos por la puerta grande y lanza un mensaje intimidatorio

Leo Messi celebra con Luis Suárez el momentáneo 3-1 ante el Olympique Lyon

Leo Messi celebra con Luis Suárez el momentáneo 3-1 ante el Olympique Lyon / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

El Barça entra en cuartos por la puerta grande y lanza un mensaje intimidatorio a todos sus rivales. Después de lo visto ayer, los culés vuelven a tener plena licencia para soñar: el equipo no solo pasó a cuartos de final por duodécima vez en la historia sino que demostró por fin que ha subido un peldaño en su capacidad de competir en la Champions respecto a los últimos años. El equipo de Valverde supo primero gestionar con una autoridad majestuosa el incomodísimo marcador del partido de ida, y más tarde destrozó sin piedad a su rival cuando el partido había entrado en una zona peligrosa.

Es cierto que, una vez más, cualquier teoría sobre el encuentro debe pasar por los pies de Messi, que se encargó de triturar al Lyon interviniendo en 4 de los 5 goles. Leo se encargó de apuñalar a un rival que había sido previamente mareado por un juego coral que en la primera parte alcanzó momentos de excelencia como solo este conjunto y este estilo inconfundible son capaces de alcanzar. El Barça debió sentenciar el encuentro tras un alud de ocasiones, pero el Lyon se encontró el empate y ahí pasó unos minutos de zozobra hasta que Valverde hizo dos cambios, apareció Messi y se terminó el encuentro.

La buena noticia del partido es que el entrenador blaugrana supo combinar el plan A de control y toque con el plan B de agresividad y contraataque, y vimos dos grandes versiones del mismo equipo en el mismo partido, algo que certifica la obsesión de Valverde para encontrar una síntesis de los dos estilos, ejemplificados cada uno por Arthur y Arturo. Lo cierto es que el Barça ha aprendido la terrible lección que aprendió en Roma y que lo ha marcado a fuego en los 333 días que van de aquella eliminación a la exhibición de ayer contra el Lyon. En aquella noche terrible en el Olímpico el equipo y también el entrenador aprendieron que la palabra relajación nunca más debe entrar en este vestuario si quiere volver a conquistar la copa linda. Por lo visto ayer, van por muy buen camino.

LA RECUPERACIÓN DE COUTINHO, OBRA DE VALVERDE

El colmo del partido fue que encima sirvió para exhibir a un Coutinho sensiblemente mejorado, sobre todo en una muy buena primera parte, en la que se mostró participativo, con peso en el juego y motivado como hacía mucho tiempo que no se le veía. Si el brasileño acaba saliendo del pozo donde estaba deberá arrodillarse ante Valverde, que se ha tomado su recuperación como un asunto personal. El hombre que rescató a Dembélé va camino de lograr lo mismo con Coutinho.