El 'Clásico' del tenis mundial

Nadal celebró el pase a la final con rabia

Nadal celebró el pase a la final con rabia / AFP

Jonathan Moreno

Matinal atípica de domingo. Café con leche, magdalenas... y final del Open de Australia. No hagan planes para el vermut, ni tan siquiera para comer. El último precedente entre ambos sobre el acolchado azul de la Rod Laver Arena invita a una mañana de maratón televisiva. Es muy difícil que se superen las 5 horas y 53 minutos del partido de 2012, pero cuando estos dos jabatos saltan a la pista nada se puede aventurar. Djokovic NadalNadal Djokovic. Un choque entre dos de los colosos del tenis mundial, su majestad Roger Federer al margen. 

Y es que el duelo de Melbourne Park (9:30 hora española) presentará diversos alicientes. El tenista de Manacor tendrá la oportunidad de sumar su 18º Grand Slam, colocándose a sólo dos de Federer. El helvético lidera el ranking de ‘majors’ con 20 en sus vitrinas. Rafa Nadal, no obstante, lanza balones fuera y prefiere no fijarse en los títulos, de momento. “No me tomo eso como un reto, yo sólo sigo mi camino y una vez acabe mi carrera veremos donde estamos los tres”, declaró el balear con ‘mariposillas’ en el estómago en la previa del duelo. De ganar, el balear entraría sí o sí en los libros del deporte mundial al convertirse en el primer tenista en alzar dos o más veces los cuatro Grand Slam. Ahí es nada. 

El trayecto de Rafa hacia la gran final ha sido un camino de rosas. Exhibiendo nueva mecánica en el servicio, que le ha ofrecido un rédito indiscutible en el número de puntos de saque obtenidos, Nadal apeó a los locales DuckworthEbden De Miñaur en las rondas previas. Después pasaron por la piedra Berdych, en octavos, Tiafoe, en cuartos, y Tsitsipas, en semifinales. Todo ello sin ceder un solo set y con una sensación de superioridad absoluta. 

La final, no obstante, será harina de otro costal. El manacorí es consciente de ello. Su carrera está plagada de partidos decisivos y sabe cómo afrontarlos. En 2009, cuando alzó su único entorchado en la Rod Laver, la cosa era distinta. Con 22 años y ante Roger Federer, al balear le entró el pánico escénico en las horas previas al encuentro, como relató en su día el propio Toni Nadal. “Es una motivación poder jugar contra el número uno. Tendré que estar al cien por cien para poder superarle”, elogiaba Nadal al tenista de Belgrado. 

El español y el balcánico se han visto las caras en 52 ocasiones. Se conocen al dedillo, pese a que ambos tenistas han evolucionado su juego en los últimos meses. La ‘NextGen’ viene pisando los talones y toca reinvertarse: “Novak y yo nos presionamos el uno a otro para alcanzar el límite de nuestras posibilidades tenísticas. Mañana -por hoy- será otro episodio”.

Djokovic también tiene la posibilidad de convertir su nombre en leyenda en Melbourne Park. El serbio disputará su séptima final en las antípodas y buscarár hacer pleno de trofeos. ‘Nole’ superaría los registros de Federer Roy Emerson con más títulos en la capital del estado de Victoria.

El hexacampeón y cabeza de serie número 1, no obstante, empezó con muchas dudas el Open de Australia e incluso llegó a sufrir para dejar en la cuneta a Danil Medvedev, cediendo una manga ante el ruso. “Ahora me toca hacer una buena recuperación porque no me he encontrado muy bien, en especial en los últimos veinte minutos”, valoró el balcánico. La retirada de Nishikori en cuartos y el paseo triunfal en semifinales ante Pouille le permiten llegar en plena forma.

'nole' repite ritual

Como ya hiciera ante Lucas Pouille, el número 1 del mundo se relajó en las paradisiacas playas de Melbourne antes de la finalísima. Ataviado con una gorra roja y aire de surfero, no cabía esperar otra cosa tratándose de Australia, el serbio subió un vídeo a Instagram donde se le podía ver con rostro sonriente y bromeando con su técnico, Marian Vajda. De hecho, su preparador es el protagonista principal de la grabación. En ella se puede ver al entrenador corriendo hacia el océano y desprendiéndose del pantalón hasta quedarse en ropa interior. El momento más hilarante es cuando el bueno de Marian se tropieza en su carrera, arrancando las carcajadas de ‘Nole’. Sin duda, el de Belgrado disfrutó de un buen rato junto a una de sus personas de confianza antes de la concentración de la final.