Ricky Rubio: "Me ha faltado dar el paso definitivo"

Ricky Rubio, durante la entrevista, el día de la presentación de su campus

Ricky Rubio, durante la entrevista, el día de la presentación de su campus / VALENTÍ ENRICH

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Ricky Rubio será agente libre este verano y podrá escoger por primera vez su futuro en la NBA. Una elección que, con 28 años, afronta como decisiva. "Cuando acabe mi carrera y eche la vista atrás, se valorará lo que he sido como jugador en función, en gran parte, de la decisión que tome ahora".

El momento no le hacer perder la calma y recuerda que en los últimos años la meditación le ha cambiado la vida. Cuando llega irradia tranquilidad y ganas de disfrutar. Viste tejanos y una camiseta de los 'Looney Tunes' que nos recuerda que algo queda del niño prodigio que debutó con 14 años en la ACB.

De lo que fue, de lo que es y de lo que quiere ser hablamos con él en la presentación de su nuevo campus veraniego en el Movistar Centre. "El equipo al que vaya debe tener aspiraciones reales, seguro, para estar en los 'playoff' y después para ganar el anillo". Este verano, dice, estará con España en el Mundobasket si le dejan. 

En Utah han disfrutado del Rubio más sólido, pero no han visto al base mágico de tu etapa en La Penya y primeros meses en Minnesota; ¿qué queda de aquel Ricky?

La magia todavía sigue ahí. Pero al final te tienes que adaptar. Y tienes que ser más efectivo que mágico. Porque si quieres sobrevivir en la NBA, con la magia puedes durar uno o dos años, pero al final para que lleguen los resultados tienes que ser efectivo. Si pasas el balón con una mano y te sale bien una de cada diez, y a dos manos te sale bien cinco de cada diez, pues el entrenador te pedirá que te salgan seis de cada diez. Aún me sale alguna vez esa chispa, pero lo reconozco, he cambiado como jugador. 

¿Qué piensa el Ricky Rubio de 28 años cuando ve partidos suyos de cuando tenía 14?

Me gusta ver esos partido. El otro día reviví la final de Copa de 2008 con la Penya. Me veo y  pienso que he evolucionado como jugador y también que el baloncesto ha cambiado pero también me digo: ¡hostia! Esto lo podría recuperar.

¿Qué recuperarías de entonces?

Lo que recuperaría un poco sería el descaro, sin duda. Estaba hecho un caradura a esa edad [risas].  

"Cuando se recuerde mi carrera se valorará lo que he sido en función, en parte, de la decisión que tome este verano"

El verano pasado explicabas que cada jugador en la NBA tiene su tiro y que necesitabas encontrar el tuyo; ¿cómo ha sido todo el proceso? 

Es un trabajo que he hecho con Raül López y con Quin Snyder. Son dos o tres jugadas que estuvimos viendo y practicando mil veces. Una es a aro pasado con una mano y otra es ganando contacto y tirando a una pierna con desequilibrio. Navarro tenía la ‘Bomba Navarro’; yo tengo estos movimientos. Son jugadas a las que puedo recurrir para recuperar sensaciones y crecer cuando el partido va mal o no me siento bien ese día.  

¿De qué estás más contento y de qué estás menos contento esta temporada a nivel personal?

De lo que estoy más contento sin duda de la regularidad. Este año empecé mejor, y quizás no terminé con el ‘high’ de los últimos años, pero fui regular. De lo que estoy menos contento es de no haber dado el paso definitivo que yo esperaba esta temporada.  

¿Cuál era el paso definitivo que esperabas?

[Se lo piensa]. Yo diría que realmente tú dependes de un sistema y de que en este caso Donovan [se refiere a su compañero Mitchell], coja las riendas del equipo, pero sí que podía haber jugado aún con más confianza. Ya sea liderando al equipo en la dirección, que es una de las cosas que me salen naturales, pero sobre todo en los momentos claves del partido.

"Me he pasado diez años trabajando el tiro de dos y ahora me piden triples y entradas"

El baloncesto en la NBA está evolucionando a muchos triples y poco juego interior ¿cómo te afectan esos cambios?  

El baloncesto está evolucionando mucho y muy rápido: no es lo mismo hace cinco años que ahora. Se busca más el triple, se buscan más las canastas fáciles. Ahora es triple o entrada. Durante diez años yo he estado practicando el mid-range, que es el tiro de dos. Y ahora que realmente lo domino ya nadie hace ese tiro. Tú vas evolucionando a medida que va evolucionando la liga y lo que te pide. Ahora cuando empiezo la reunión del principio de temporada me dicen: queremos el 30% de triples, el 60% entradas o tiros libres y el 10% tiros de dos. Y te dices: ¡Hostia, todo lo que he ido trabajando ahora lo tengo que cambiar [risas].

¿Las cosas se han puesto difíciles para jugadores como los Gasol?

Bueno, al final es adaptarse o morir. Brook Lopez ha tirado más triples este año que en toda su carrera, ¡y son diez años de carrera! Si te paras a pensarlo es increíble. Entonces al final es lo te que te decía. A Pau le pedían mucho músculo al principio de carrera para jugar al poste bajo y ahora le piden que pierda todo el músculo y tire de tres. Es adaptarse, y al final, el jugador que se adapta es el que sobrevive. Marc  se ha adaptado al papel de Toronto y lo hará al equipo que le toque en verano, porque tiene el talento para tirar de tres.

En la NBA se habla mucho del trash-tallk'; tú has sufrido los casos de Harden y Westbrook, ¿cuál es el jugador más insoportable y cómo se gestiona en partidos de tanta tensión?

Hay muchos [risas]. Pero es más el cómo tú dejas que te afecte eso. Porque, si tú realmente le dejas ver al otro que te afecta, aún te hablará más. Draymond Green es un jugador que no para de hablar. Chris Paul es otro al que también le gusta. En su momento Kobe Bryant. Y Kevin Garnett, que jugó conmigo, y era impresionante.

Quin Snyder es uno de los entrenadores más importantes de tu carrera, ¿sientes que está siendo sincero con tu futuro en Utah?

Tenemos una relación muy buena y somos sinceros. El problema es que él no es el jefe. Él tiene un jefe, ¿entiendes? Él puede tener unas ideas y puede tener un pensamiento. Pero el general manager tiene que ver las mejores opciones. Y en muchos equipos de la NBA  el entrenador no tiene mucho que decir. Que en Utah el entrenador pueda decir la suya juega a favor mío. Pero la decisión final no la toma él.

¿Cómo fue la relación cuando estuviste a punto de ser traspaso a los Grizzlies?

Él me vio un poco afectado con los rumores. Jugué tres partidos malos y cuando se cerró el mercado me vino con un libro que se llama ‘Los cuatro argumentos’. Y habla de la vida. Eso. De la vida. En esos momentos te das cuenta de que se preocupa por ti de verdad. Uno de los cuatro argumentos era precisamente eso: no te preocupes de las cosas que no puedes controlar.