Dwayne Wade: "Siempre busco algo más grande"

Wade recibió una calurosa despedida de su cancha

 Wade recibió una calurosa despedida de su cancha / PERFORM

Juan Arango

Cuando Dwyane Tyrone Wade, Jr. nació, su madre escribió mal su nombre.  Ese momento dictó fue la primera de varias adversidades que tendría que superar.  

El martes, ese chico que superó todo se convirtió en leyenda en su propio feudo subtropical.  Anotó 30 puntos en la victoria aplastante del Miami Heat sobre los Philadelphia 76ers por 122-99.  

El resultado y la eventual eliminación del Heat de la postemporada fueron los temas menos relevancia de la noche.  El partido y el evento en sí fueron una celebración de una persona que se convirtió en la figura deportiva más importante en la historia de la ciudad de Miami.  

Pero lo de Dwyane fue una celebración del ser humano que cambió el destino de muchas personas en el mundo.  

Esta promoción tuvo a cinco personas que fueron influenciadas por el base de 37 años.  Uno fue un chico que tuvo la oportunidad trabajar gracias a Wade y le dio la chaqueta con la que tuvo su primera entrevista laboral. 

Otra persona fue una señorita que pudo ir a la universidad gracias a la generosidad de Wade y una beca que patrocinó.  

La hermana de Joaquín Oliver, una de las 17 víctimas del tiroteo de la secundaria Marjory Stoneman Douglas en febrero del 2018.  Wade dedicó un partido en memoria del chico que fue parte del equipo de baloncesto que justo usaba el número de Wade.  

La hermana de Oliver, le otorgó la camiseta que usó en un partido de campeonato.  

También a una mujer a la que le ayudó después de que se le quemó su casa.  Fue y la llevó de compras gracias a su fundación. 

Finalmente su madre le dedicó una palabras para decirle los orgullosa que se sentía de él.  Para la ahora pastora JoLinda Wade, la fuerza de ella fue su hijo.  “Seguiste apareciendo,” dijo en esa promoción. Habló del pasado, pero habló de cómo pudieron superar todo y por qué están donde están hoy día

Su humildad tuvo más potencia que cualquier tiro desde mitad de cancha.  Su amor por el prójimo lo convirtió en un instrumento para el bien e hizo más diferencia en el mundo que en su deporte, pero usó a su deporte e influencia para poder hacer las cosas de mejor manera en todas las comunidades en las cuales ha jugado como profesional. 

Esas acciones fueron importantes, pero fueron un puñado de otras obras benéficas y filantrópicas que ha hecho desde el primer momento que pudo dar. 

Wade entendió que esa parte de su vida tendría mucho más impacto que cualquier título que podría ganar.  Como Dwyane, habían muchos chicos que nacieron en la zona sur de Chicago.  Justo en este barrio, el fin de semana antes del último partido de Wade hubo 24 tiroteos y cinco muertes.  En el 2018 hubo 561 homicidios en esa área solamente; superando a la cantidad que hubo en Nueva York y Los Ángeles.  

Para varios chicos que se crían bajo esas circunstancias, ellos suelen ser una mancha más al tigre.  Un chico que, en una entrevista dijo ver las agujas que usaba su madre para drogarse.  Vivió con su padre en Robbins, un pueblo que estaba a 45 minutos de Chicago.  

Con su padre, “pudo ser un chico” como dijo en una entrevista con la famosa presentadora norteamericana Oprah Winfrey. Fue su influencia y disciplina militar le enfocaron en el deporte y le ayudaron a llegar a la Universidad de Marquette.   

Pero todas esas experiencias fueron su cable a tierra y su motivación para hacer cosas grandes en el deporte. 

Wade apoyó a su madre, JoLinda, para superar sus problemas de droga y gracias a él comenzaría su propia iglesia en Chicago para ayudar a personas que pasaron por experiencia muy similares a las de ella. 

Wade, el jugador, nos asombró con su juego.  Sus actuaciones memorables.  Sus jugadas impresionantes que hasta el último partido nos dejó boquiabiertos.  Todo eso lo vamos a poder ver y compartir con futuras generaciones para que aprecien sus habilidades. 

Se tiene que contar del padre que se sentaba de manera silenciosa para ver a su hijo mayor, Zaire, jugar al baloncesto. El apoyo que le ha dado a su hijo menor y a su sobrino han mostrado que desea ser un ejemplo para ellos y seguir el legado que heredó de su padre. 

“Esto es el Condado Wade”, fue el lema que se usó durante sus 15 años en Miami.  Ese juego de palabras en referencia al condado Dade, donde se encuentra Miami, se vio en camisetas y en pancartas por toda la ciudad.  Fue parte del impacto que ha dejado un chico que pudo llegar por su amor propio.  

Más allá de los títulos que ganó, Wade sigue siendo uno pilar de la comunidad en el Sur de la Florida.  Entre su trabajo comunitario y obras benéficas, el escolta de Miami se ha vuelto en un ejemplo de superación para los chicos que juegan en canchas de baloncesto en Miami.  

Wade es un símbolo de la elegancia en la moda y usa esas pasarelas que son sinónimas de la fachada de riqueza, exceso y lujo con la cual Miami se proyecta al mundo entero.  Lo más irónico de todo es que Miami es una de las ciudades más pobres de Estados Unidos y lo que hace el estelar jugador de Miami es recaudar dinero para los más necesitados a través de esos desfiles de moda. 

A falta de solo un partido, una formalidad en la Gran Manzana ante Brooklyn, Wade se irá como el atleta más condecorado en el historia del Miami Heat y tiene su puesto asegurado dentro del Olímpo del deporte que con tanta pasión ha jugado.  Pero al final de cuentas, el ser humano ha superado todo que pudo hacer durante su legendaria carrera.  Eso dice mucho más de una persona.  

Ojalá que estas palabras le den justicia a alguien que se ha merecido todo lo que ha alcanzado en su vida.  No lo digo como periodista, ese sombrero me lo quité por el momento.  Lo digo como ser humano que solamente puede mostrar su admiración por un prójimo que ha sido una diferencia en este planeta.  Ah, y sí, fue un gran jugador de baloncesto.