Más allá del 'Muro'

Dani López Pinedo, en el pasado Mundial de Corea

Dani López Pinedo, en el pasado Mundial de Corea / EFE

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

En el mundo del deporte hay una tendencia general a encasillar. Nos gusta describir cuál es la franja de edad en la que el jugador absorbe todo el aprendizaje, cuándo se encuentra en su punto álgido de madurez y en qué momento debe hacerse a un lado y darse cuenta de que está pasado de rosca. Lo que no nos agrada tanto es que aparezcan elementos que se salgan de ese ‘teórico’ guión y nos descuadren los cálculos (tan típicos y tópicos como carentes de fundamento). Y uno de ellos es Daniel López Pinedo.

EN SU TOP CON CASI 40 'TACOS'

Sucede que el guardameta de la selección masculina de waterpolo no deja de aprender y de crecer como jugador cuando hace ya tiempo que entró en esa última fase que nos referíamos antes, la de “hacerse a un lado”. Con 39 primaveras acaba de ser nombrado mejor portero del Mundial de Gwangju. Sí, de entre los mejores del mundo en su posición que se congregaron en la localidad coreana él fue el que más brilló. Y no solo eso, sino que un año antes, en su Barcelona natal, ya fue designado mejor arquero del Europeo. “La verdad que hasta Roma 2009, a los 29, no debuté en una gran competición con España. Me lo tomé como un reto cumplido”.

10 años después de su estreno se ha consolidado como uno de los mejores en su demarcación ya no de la actualidad, sino de siempre. “La de portero es una posición especial. Es cierto que cuesta más asentarse y que te permite quizás jugar hasta una edad avanzada. En mis inicios estaba Jesús Rollán y ahí era imposible hacerse un hueco; en España siempre hemos tenido grandes porteros”, comenta para SPORT el ‘Muro’, como se le conoce  cariñosamente. Le preguntamos sobre cómo le ven las nuevas generaciones que van entrando en el combinado que dirige David Martín, ‘millennials’ prácticamente que se ven entrenando con un tipo que por edad podría ser su padre. “Sí que es cierto que puedo servirles de ejemplo porque a mis casi 40 sigo teniendo hambre y manteniendo un buen nivel, pero de la misma forma les pido que me transmitan su energía porque la necesito”.

Obviamente el paso del tiempo, más allá de lo que digan los resultados y las distinciones individuales (si nos basáramos solo en esto podríamos afirmar sin contemplaciones que estamos ante el mejor Dani López Pinedo de siempre), se nota: “Es cierto que mi juego es bastante físico para ser portero, pero yo me siento bien y, lo más importante, sigo con hambre; la jerarquía y la experiencia son valores vitales en el deporte, pero sobre todo en waterpolo.

LA NUEVA ESPAÑA

Dani ha vivido los tiempos más ‘oscuros’ de la selección y está disfrutando de esta especie de ‘resurrección’, de recuperación iniciada tras la irrupción de David Martín, el actual seleccionador: “Más allá de la lógica injusticia que se comete a veces por un o dos malos resultados, la llegada de David ha sido aire fresco; ha conjuntado veteranía con jugadores jóvenes que están alcanzando un nivel muy alto, una apuesta fuerte que está viendo sus frutos y que creo que de cara a los Juegos Tokio 2020 llegará a su plenitud”. 

LA MEDALLA OLÍMPICA EN TOKIO, EL COLOFÓN PERFECTO

No sabe hasta cúando le durará la cuerda, tan solo que tiene ganas de jugar una temporada más, en la que cumplirá los 40. “Está claro que con los Juegos tengo una espinita y colgarnos una medalla en Tokio sería un colofón ideal para mi carrera. No sé aún cuándo llegará mi adiós, pero sí sé que evidentemente este será mi último ciclo olímpico”. A Dani no le da vértigo lo que vendrá después: “Siempre les digo a los chicos que no descuiden sus estudios ni su porvenir porque esto un día se acaba y tu vida cambia por completo. En mi caso estoy diplomado en empresariales y seguro que se abre alguna puerta, no sé cuál. Por suerte tengo en casa un apoyo increíble; no es fácil, sobre todo en concentraciones con la selección previas a los grandes torneos, estar tanto tiempo lejos”.

Sobre la evolución del waterpolo estos últimos tiempos, el portero cree que “quizás ha coincidido el descenso del poder económico con un aumento de la profesionalización, sobre todo en el caso del femenino. Los clubes trabajan una barbaridad con muy pocos recursos; en España en concreto se hace un gran trabajo”.