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Asamblea en Nueva York

El Rey subraya la distancia de España con Trump: sí a la ONU y el multilateralismo, respeto a los inmigrantes y lucha contra el cambio climático

Felipe VI pronuncia un discurso ante la Asamblea General que choca con el ideario del presidente de EEUU

El Rey, a Israel en la ONU: "Clamamos, imploramos, exigimos: detengan ya esta masacre"

Lucía Feijoo Viera

Pilar Santos

Pilar Santos

Madrid

Felipe VI se encargó este miércoles de representar a España en la Asamblea General de la ONU, en Nueva York. En su discurso insistió en la necesidad de que Israel ponga fin a la "masacre" en Gaza, un ruego que era de esperar tras sus últimas comparecencias públicas los días previos. Lo que sorprendió especialmente fueron las numerosas pullas que lanzó (de manera implícita) contra Donald Trump y el ideario que el presidente de EEUU representa, defendido por el mandatario estadounidense en la víspera.

El Monarca puso de relieve la distancia entre el mandatario norteamericano y las posiciones del Gobierno español y la Unión Europea. Felipe VI reafirmó el compromiso de España con la cooperación internacional, el respeto de los derechos humanos y la gobernanza global con normas, un modelo que choca con el enfoque pronunciado apenas unas horas antes por Trump también en la ONU, donde dio una embestida contra la organización, hizo un giro duro hacia el nacionalismo, criticó a la inmigración y cargó contra las medidas contra el cambio climático. Todos los discursos del Rey, salvo el de Navidad, que es el más personal, están supervisados y acompasados con las líneas que marca el Gobierno central.

Felipe VI colocó al multilateralismo y al sistema de Naciones Unidas en el centro de un orden global que no puede gobernarse con la lógica del más fuerte. En su discurso, recalcó que la dignidad humana no admite relativismos, que las normas internacionales deben regir las relaciones entre estados, y que la ONU sigue siendo “insustituible” para gestionar conflictos, cooperación y justicia global.

El jefe de Estado español no solo reivindicó a la ONU como institución insustituible, sino que subrayó el papel de organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), especialmente tras la pandemia de covid-19. Hay que recordar que Trump retiró a EEUU de esta institución. "Las normas son la voz de la razón aplicada a las relaciones internacionales, la mejor defensa que tenemos ante la ley del más fuerte. Un mundo sin normas es una terra incógnita; un tiempo sin normas es una Edad Media", dijo, insistiendo en que la cooperación multilateral no puede diluirse ante la fragmentación geopolítica ni ante las crisis globales, desde las guerras hasta la sanidad o el cambio climático.

Trump, por contraste, utilizó su discurso del martes para cuestionar la eficacia de la ONU, acusándola de estar llena de “palabras vacías” y de no actuar con decisión ante los grandes retos mundiales.

Felipe VI reivindicó una gestión humanitaria y regulada de la inmigración, donde los derechos de los migrantes estén al centro. En su intervención sostuvo que la inmigración “adecuadamente gestionada” puede ser un vector de desarrollo para sociedades de origen, tránsito y destino, y resaltó el compromiso con los Pactos Mundiales de Migración y Refugiados como instrumentos que enmarcan esa convicción.

Trump, en su discurso del martes, focalizó precisamente el tema migratorio con un tono duro y amenazante. Acusó a Europa de permitir que sus países sean “arruinados” por políticas migratorias laxas, dijo que sus naciones estaban “yéndose al infierno” por admitir inmigrantes, y calificó la política de fronteras abiertas como un “experimento fallido” que debe terminar. Mientras Felipe VI se refirió al desafío social en el marco de la cooperación y la regulación y lo ve como una vía para el "desarrollo mutuo", Trump lo presenta como amenaza existencial a la soberanía y la identidad nacional.

En su discurso, Felipe VI instó a triplicar energías renovables, duplicar eficiencia energética y acelerar la descarbonización. Lo planteó como una obligación ética y una tarea colectiva ineludible, que exige gobernanza global reforzada. Trump, por su parte, utilizó un lenguaje altamente beligerante contra la acción climática. Lo calificó como “la mayor estafa jamás perpetrada” y se mofó de quienes promueven la energía verde, acusándolos de dañar las economías y advertir que los países que no abandonen esas políticas “van a fracasar”. Criticó los programas europeos de reducción de carbono, argumentando que las decisiones verdes son excesivamente costosas para las sociedades.

Donde Felipe VI ve una crisis global que exige acción urgente y pide cooperación en la cumbre que se celebrará en Brasil en noviembre, Trump identifica un engaño político y económico y rechaza cualquier estrategia global para luchar contra el cambio climático.

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Vía: El Periódico