Comunidad Valenciana
El Consell se la juega con la economía y exhibirá gestión con una crisis en ciernes
Solventada la peor semana del Botànic desde 2015 por el caso Oltra, el Ejecutivo valenciano se lanza a enfatizar hitos como Volkswagen o Ford para el último año de legislatura, una apuesta arriesgada por la inflación y el riesgo de recesión
Mateo L. Belarte
El argumentario del Consell para lo que resta de legislatura va a estar protagonizado por la gestión y la buena salud de la que gozan los indicadores económicos en la autonomía. Las recientes
apuestas de Volkswagen y Ford por la Comunitat Valenciana
han llenado de razones al gobierno valenciano para reforzar ese perfil de Administración seria y capaz de atraer inversiones incluso con competencia de otros territorios punteros en materia industrial. El bolsillo pesa mucho a la hora de escoger papeleta y en el Botànic creen que ayudará a pasar página a la peor semana de la coalición tras la imputación y posterior dimisión de Mónica Oltra.
La estrategia es tan evidente como arriesgada. El escenario económico mundial lleva semanas emitiendo señales de estrés y si los peores presagios se cumplen podrían complicar al Consell mantener ese relato de prosperidad a partir de otoño. La espiral inflacionista no da tregua, los mercados financieros vuelven a poner la deuda de algunos países como España en la picota y la recesión asoma en
Estados Unidos
y en la
Unión Europea
de cara a 2023, el año electoral. Una coyuntura mundial endiablada contra la que un gobierno autonómico tiene un margen de intervención muy limitado más allá de lanzar algunos paquetes de ayuda concretos pero a la que el Consell liga su suerte. Sobre todo el president Ximo Puig, que es la figura que se expone a captar el rédito o el desgaste que conlleve esta jugada, a falta de ver el rol de los socios.
Asimismo, en la Generalitat cuentan con un hándicap añadido en esa tarea de marcar perfil gestor: los dos grandes hitos económicos, la gigafactoría de baterías de Sagunt y la prolongación de la vida de la planta de Almussafes, serán todavía ‘invisibles’ en cifras cuando los valencianos acudan a las urnas.
Suponen una oportunidad histórica para abordar el ansiado cambio de modelo productivo de la C. Valenciana y tienen el potencial de convertir a la autonomía en un referente de la nueva movilidad en
Europa
, pero no tendrán efectos sobre la economía real hasta mitad de la década, ya que la megaplanta de Volkswagen no estará activa al menos hasta 2026 y Almussafes encara todavía un periodo convulso con posibles despidos hasta que lleguen los modelos prometidos por Ford a partir de 2025.
El propio
Ximo Puig
avisó de esto tras el anuncio del fabricante de coches estadounidense: se había evitado el abismo pero todavía quedan tragos amargos en Almussafes. En todo caso, la elección de Ford ha librado al tripartito y en especial al president de sufrir el desgaste de la oposición por no haber logrado captar la inversión, algo que ya está experimentando la primera ministra del Sarre, Anke Rehlinger (SPD).
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