Marín dimite y deja la política
Ciudadanos desaparece de Andalucía en su quinta hecatombe electoral
Los andaluces entierran el último gobierno autonómico de los naranjas junto al PP y confirman la complicada supervivencia de las siglas que lidera Inés Arrimadas
Júlia Regué
El quinto batacazo electoral consecutivo de
Ciudadanos deja al partido sin representación en el parlamento de
Andalucía y entierra el único gobierno autonómico que les quedaba en pie junto al PP. Los naranjas perdieron este domingo los 21 diputados que les permitieron ostentar la vicepresidencia de la Junta y cinco consejerías, además de la batuta de la Cámara andaluza, y tan solo cosecharon un 3,29% de los votos (perdieron más de 540.000 papeletas respecto al 2018). Su candidato,
Juan Marín
, cumplió con lo dicho y se despidió de la política después de que las urnas volvieran a confirmar la complicada supervivencia de las siglas, maltrechas por golpes electorales desde 2019.
El intento de capitalizar la experiencia de gobierno para arañar al PP no sirvió para que la formación levantara cabeza y evitara el atropello popular. Las 'torrijas' de Marín y los bailes en la Feria de Abril junto a la líder nacional,
Inés Arrimadas
, no consiguieron animar al electorado a su favor, inquieto tras la propuesta lanzada desde la dirección nacional de reformar el artículo 2 de la Constitución para eliminar la distinción entre "nacionalidades y regiones", pese al autonomismo defendido por su postulante. Un "error" en plena campaña que le puso en el marco recentralizador de la extrema derecha, teniendo en cuenta que Andalucía disfruta de un mayor autogobierno consagrado por el Estatuto. El discurso contra el nacionalismo que funcionó en
Cataluña
tras el convulso otoño de 2017, no recogió frutos en Andalucía.
La aspiración principal de Cs era condicionar un futuro gobierno liderado por el PP y que
Juanma Moreno
tuviera que decidir entre ellos o
Vox
para continuar en el Palacio de San Telmo. Pero la arrolladora mayoría absoluta disipó rápidamente este escenario. Marín, en rueda de prensa, celebró que la extrema derecha se quede fuera del gobierno autonómico -"me agrada y me divierte", dijo-, tras haber entrado en el cuerpo cuerpo con los ultras durante la campaña.
El flotador del candidato
Marín puso en juego su futuro político, ya que aseguró que si no conseguía un mínimo de uno o dos parlamentarios se bajaría del barco de la política, pese a que Moreno podría ficharle en el gobierno autonómico como independiente, algo que el naranja descartó. No esperó al día siguiente para dejar sus cargos orgánicos: "Siempre cumplo con lo que digo: presentaré mi dimisión [...] En política hay que entrar y marcharse con dignidad, y asumir responsabilidades", espetó.
Tras este enésimo jarro de agua fría, Arrimadas deberá agarrarse fuerte al flotador con el que se fotografió Marín durante la precampaña para que el ciclo electoral de 2023 –autonómicas, municipales y generales- no borre las siglas de Cs del mapa político español.
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