Sarrià, la capital del espectáculo

Italia, Brasil y Argentina, tres campeones mundiales, se citaron en el grupo de la muerte de la segunda fase

La 'canarinha' tuvo a tiro la clasificación con el 2-2 contra Italia, pero Paolo Rossi le fulminó con su hat-trick

Imágenes de los tres partidos en Sarrià: Italia-Argentina, Argentina-Brasil e Italia-Brasil

Imágenes de los tres partidos en Sarrià: Italia-Argentina, Argentina-Brasil e Italia-Brasil / GETTY IMAGES

Lluís Payarols

Lluís Payarols

Si reside en Barcelona, supera los 50 años de edad, es amante del fútbol y pasea alguna vez por los terrenos en los que se ubicaba el desaparecido estadio de Sarrià, quizá sienta un cosquilleo especial. Es momento de recordar un espectáculo inolvidable en la

Copa del Mundo de España 82

que solo algunos privilegiados pudieron vivir en sus gradas. El resto, por TV. 

Fue una coincidencia imprevista. Sobre el papel, Italia y Argentina aspiraban a liderar sus respectivos grupos de la primera fase y hubieran recalado en el del Camp Nou. Pero no. Quedaron por detrás de Polonia y Bélgica e intercambiaron los papeles pronosticados. Quien sí cumplió fue Brasil, primera en la fase disputada en Sevilla y Málaga por delante de la URSS, lo que enviaba al entonces ‘tricampeao’ a Sarrià.

Se daban cita tres aficiones singulares que abarrotaron las gradas, representando a selecciones que habían conquistado seis de las primeras once ediciones de la Copa del Mundo. Solo hubo algunos huecos en el primer partido entre Italia y Argentina. La ‘squadra azzurra’ decidió el partido con un Bruno Conti inspirado. Sin embargo, lo que pasó a la historia fue el acierto de Enzo Bearzot, ordenando a Claudio Gentile que no dejara a Diego Maradona ni a sol ni a sombra. Aquel marcaje secó por completo al ‘Pelusa’.

Argentina acabó con un jugador menos, lo mismo que en el siguiente contra Brasil. El primer día fue expulsado Gallego y el segundo, el mismísimo Maradona, tras perder los papeles con Batista. La Albiceleste se despidió del Mundial porque la ‘canarinha’ les pasó por encima, bajo la batuta de Sócrates y Zico.

La primera 'final'

Y llegó el 5 de julio. Cara a cara, Italia y Brasil. ‘Tifosi’ contra ‘torcida’. A los brasileños les valía el empate para obtener plaza en las semifinales. Y lo forzaron en dos ocasiones, con goles de Sócrates y Falcao. Pero aquella calurosa tarde iba a ser la consagración de un ídolo italiano, Paolo Rossi. En el minuto 74, se revolvió tras recibir un balón de Bergomi y enloqueció a sus incondicionales cerrando un hat-trick que valía el pasaporte a las semifinales del Camp Nou.

Italia fue la triunfadora sobre aquel césped de Sarrià que, por cierto, lució diferentes cortes que llamaron la atención de todo el mundo. No era para menos. Arte en el verde en un grupo de la muerte que fue un espectáculo.