Rodrigo Sorogoyen: "Hay que ser muy listo para jugar como lo hace Messi"

"El fútbol me parece un material buenísimo para el cine", asegura el director madrilerño

Sorogoyen estrenó la película 'As bestas', un thriller rural que apunta a una de las mejores películas españolas del año

Rodrigo Sorogoyen, rodando una escena de 'As bestas'

Rodrigo Sorogoyen, rodando una escena de 'As bestas' / Lucía Faraig

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Tras el éxito de películas y series tan premiadas como El reino o Antidisturbios, Rodrigo Sorogoyen (41 años, Madrid) regresa a la gran pantalla con As bestas, un thriller rural que apunta a una las mejores películas españolas del año. El director madrileño nos atiende por teléfono desde su casa en plena promoción dos semanas después del estreno.

"En el fondo es hablar de lo mismo todo el rato con gente distinta. Es bastante extraño porque normalmente estás haciendo la promoción de algo que has hecho hace tiempo cuando ya estás metido en otro proyecto. Pero me llevo muy bien con esta película".

En los últimos años tus proyectos están teniendo muy buena acogida de público y crítica; ¿te ha cambiado mucho la vida? 

No, para nada. Solo me ha cambiado la vida profesional: me va mejor [sonríe]. La vida sigue igual, pero es más fácil hacer el siguiente proyecto: tienes más presupuesto y más libertad, que es lo más me importa.

El terror de lo cotidiano está muy presente en vuestra película ‘As bestas’ ¿Nos resulta más aterrador porque es más verosímil que los malvados de ciencia ficción? 

Sí, es el género que trabajamos más Isabel Peña [guionista] y yo. Siempre que contamos algo intenso, que es lo que intentamos, normalmente nos fijamos en personajes reales. Supongo que porque nos interesa como seres humanos y como guionistas. Nos gustan estas historias porque son las que nos interpelan. No hacemos películas de extraterrestres o monstruos, aunque como espectadores las disfrutemos igual, porque para dedicar años a escribir, rodar y postproducir necesitamos cosas que nos interesen de manera más profunda.  

En alguna entrevista has reconocido que te fascina la gente mala, la gente malvada...

[Sonríe]. Me interesan como cineasta, pero como persona huyo de eso. Pero como es algo que te encuentras, porque está en la vida de todos, me da curiosidad cómo podemos llegar a comportarnos en según qué situaciones. Comportamientos que te hacen pensar: ¿y ese sentimiento de dónde viene? Pero no te creas que Isabel y yo seamos gente muy oscura ni que creemos que la vida es horrible. Habrá espectadores que opinarán eso, pero en mis películas veo cierta luz. Quiero pensar que son mundos oscuros donde hay una luz a la que agarrarse. 

Sorogoyen, en un momento del rodaje de 'As bestas'

Sorogoyen, en un momento del rodaje de 'As bestas' / Lucía Faraig

En la película -dices- retratas a hombres violentos y mujeres conciliadoras...

Creo que el hombre ha demostrado a lo largo de la historia, solo te falta ver la cantidad de víctimas mujeres que hay en manos de hombres, que es más violento que la mujer hablando en términos genéricos. Claro que te puedes encontrar también una mujer violenta, por supuesto. Luego la violencia son muchos tipos de cosas pero yo me refiero a la violencia de llegar a las manos. De solucionar los problemas guerreando. El hombre la emplea más veces y no creo que nadie me pueda convencer de lo contrario.

¿El mundo del fútbol saca lo mejor o lo peor de nosotros?

[Sonríe] Vas a pillar, ¿eh? El mundo del fútbol puede sacar lo peor igual que el mundo de las finanzas o el mundo del cine si quieres. Pero también puede sacar lo mejor: nunca diré que el fútbol es negativo al cien por cien porque se basa en un deporte de equipo y eso ya es la hostia. Otra cosa ya es el negocio que hay alrededor o la gente que se vuelve loca en los estadios con sus hijos y empieza a insultar a los jugadores. Pero eso no es el fútbol en sí: energúmenos hay en todas partes. Y cuánto más importancia se le da a algo, más energúmenos aparecen. 

¿Lo sigues como espectador?

Cada vez menos pero he jugado mucho a fútbol, era buenillo, y luego lo he visto bastante. No he sido nunca de seguir todos los partidos pero he sido muy culé y, como viví la época de Guardiola en Madrid, fue maravilloso. Mis amigos me odiaban. También soy fanático de Messi. 

¿Qué te llama la atención de Messi?

Me parece un personaje atractivísimo por ese perfil bajo que lleva siendo el mejor jugador de la historia. Creo que la gente se confunde cuando piensa que no es muy listo: es imposible que no lo sea porque que hay que serlo mucho para jugar como lo hace él. 

¿Cuál es tu mejor recuerdo de la época de Guardiola?

Pues no sé, es una época de muchísimos recuerdos: las victorias contra Mourinho, el Iniestazo… cómo jugaban al fútbol era una locura. Y que de repente gente como Messi, Xavi, Iniesta o Busquets, que parecían los antiatletas, se convirtieran en los mejores del mundo... fue todo muy loco.

¿Estás siguiendo el Mundial?

No, la verdad es que no me apetece porque me parece vergonzoso, lógicamente. Es otra de las cosas vergonzosas del fútbol. Una organización que tiene tanto poder y tanto dinero que necesite más poder y más dinero es una de las cosas que me disgustan más.

¿El fútbol te parece buen material para llevarlo al cine?

De entrada, como espectáculo, siempre va a ser mejor el real que llevado al cine. Cuando un partido es bueno, es bueno porque lo estás viendo en directo y eso genera un tipo de emociones muy particulares. Pero eso no quita que sea buenísimo material para llevarlo al cine. Cuando más importante se vuelve, más negocio lo rodea, más gente implicada hay, y más temas para llevar el cine. Me parece un material buenísimo.

¿Entonces por qué hay tan pocas películas sobre fútbol? 

Porque un partido de fútbol es dificilísimo de rodar. Por eso no se hace ni se ha hecho más. Porque es muy caro y hace falta muchísima gente participando del rodaje en un estadio.

Hay también casos de éxito como en ‘El secreto de sus ojos’, donde hay una escena memorable…

Me parece una escena osadísima y solo por eso la aplaudo. Me parece que está muy bien resuelta, aunque si la ves ahora ya se ven ciertas carencias. Me acuerdo que la vi en el cine y pensé: ‘¡Dios mío, qué obra maestra!’. Es una escena increíble. Pero la ves ahora y se ha quedado anticuada lógicamente. Es que es muy complicado pero vamos es una escena muy aplaudible.